Análisis de Wolfenstein: Youngblood

Wolfenstein es un juego que tiene gran un legado en la historia de los videojuegos iniciado en 1981, cuando fue lanzado Castle Wolfenstein. Junto con Doom, es uno de los juegos que definieron lo que es un FPS, para bien de la industria que ha sabido mejorar la fórmula al nivel de lo que encontramos hoy en el mercado.

Fueron los amigos de MachineGames quienes tuvieron la tarea de hacer renacer la saga de Wolfenstein, lo que sin duda lograron desde su primer desarollo, Wolfenstein: The New Order, novena entrega de la saga, publicado en 2013 para la generación anterior de consolas. En este título buscaron recuperar la esencia de los juegos anteriores, pero la tiempo renovar por completo lo que era el juego mediante la ejecución de un Gunplay increible.

Por medio de una excelente narrativa y una gran jugabilidad, B.J. Blazkowicz toma su lugar como héroe imparable que lucha con la resistencia en contra del dominio mundial Nazi, en situaciones entre bizarras y complejas con una historia interesante y llena de humor negro, pero también con mucho drama. La madurez que le trajeron a la saga la gente de MachineGames logró posicionar a Wolfenstein como una saga más que obligada para los amantes de los FPS dentro de el mercado actual, sin necesidad de recurrir a la nostalgia.

Youngblood es la última entrega de la saga, la cuarta en manos de MachineGames. El desarrollo se hizo en conjunto con Arkane Studios, conocidos por juegos como Dishonored, Prey, o su nueva IP, Death Loop, presentada en E3 durante la conferencia de Bethesda. Fueron ellos los encargados hacer la reconstrucción de París ocupada por los Nazis, lugar donde transcurre todo el juego.

Lo cierto es que este título no puede ser clasificado tan claramente. Como parte de la saga, tiene todo para ser un Spin Off, comenzando por no estar protagonizado por Blazkowicz sino por sus dos hijas gemelas. Aunque sigue argumentalmente la historia de su predecesores, o al menos se basa en todos los hechos que allí han sucedido. Han incluido nuevas mecánicas de juego traidas de RPG, como niveles, arbol de habilidades y otros aspectos más que hacen de Wolfenstein algo más que un fps de acción. Y eso puede no agraderle del todo a los fans. Pero como mecánica logran aportarle al juego elementos interesantes de exploración y grinding que no están nada mal.

La premisa base del juego nos cuenta que Blazkowicz está desaparecido y sus hijas escapan de un Estados Unidos libre de la ocupación Nazi hacia un París en guerra y ocupado, donde han localizado una célula de la resistencia en donde buscan información que les ayude a encontrar a su padre. Será esto lo que nos pondrá en medio de la acción frenética del juego. Pero vamos por los detalles.

Gráficos

La evolución gráfica frente lo que vimos en The New Colossus no es grande, pero también porque The New Colossus es gráficamente espectacular. Pero hay que ser justos, El Youngblood visuamente está muy bien. El diseño de escanarios destaca por su realismo, los efectos visuales no decepcionan desde ninguna perspectiva. No solo eso, se han revisado detalles de la iluminación, sombreados y colores que aportan a darle realismo a las locaciones. En general es un juego muy bien logrado en términos visuales.

El diseño de armas, trajes, los objetos que encontramos tanto coleccionables como de uso, y las texturas en general, está bastante bien logrado. Podemos sentir muy real empuñar el arma, y verla en nuestras manos se ve muy pero muy bien. Además, el juego nos da la posiblidad de personalizar los aspectos de las armas y los trajes potenciadores que llevamos puestos, como los cascos. También las modificaciones que pueden hacerse a las armas se ven y se sienten muy bien. Pocas quejas pueden hacerse en este aspecto. Los enemigos que nos encontramos también están muy bien diseñados, y si bien no hay tanta variedad como se pudiera pedir, los que hay funcionan y satisfacen.

Otro de los aspectos que más destacan en términos visuales son las animaciones de destripamiento, cabezas que estallan, explosiones, golpes, disparos y sangre. Podemos ver cómo le quitamos trozos de la armadura a nuestros enemigos y luego como se va despezando su carne y esto se siente genial. Las llamas o el laser que nos disparan o disparamos tienen efectos distintos en las cosas y los cuerpos de nuestros enemigos que las balas.

El diseño de la ciudad está muy cuidado, con una dirección de arte bastante seria que tuvo en cuenta la época del juego, los años ochenta. Las calles, los carros, las paredes, todo está muy bien texturizado. La vegatación, los interiores de los apartamentos, todo por donde deambulamos y lo que encontramos se siente real. Pero en este aspecto sí hay queja: después de dos horas de juego sentimos que estamos recorriendo los mismos espacios, por un lado porque de hecho sí son los mismos sitios, pero por otro, porque no hay modificaciones de los espacios a largo plazo de acuerdo con los eventos que vamos desencadenando.

En cuanto a las cinemáticas debemos decir que son bastante pocas, pero las que hay tienen muy buena calidad. Aunque a veces hay caidas de framerates mientras se reproduce. La buena noticia es que esto no es un problema durante la acción. De hecho, el juego nos ofrece la posiblidad de escoger entre privilegiar los gráficos o la jugabilidad con una resolución dinámica, lo que se agradece mucho, en la medida en que nos permite jugar como más nos guste.

Sonido

La música de este juego es épica, sirve generar inmersión, acelerar el corazón en los momentos importantes y en otros para recrear la época, un 1980 alterno lleno de nazis. No molesta, no cansa y tampoco nos impide estar atentos a lo que nos rodea, al contrario, nos incentiva a hacerlo.

Si la música nos ha gustado, los efectos de sonido destacan por su calidad. Los disparos no solo se sienten reales sino que tiene un lugar importante dentro del juego: cada tipo de arma suena distinto, impacta distinto en el enemigo y ese impacto produce un sonido distinto también. La manera como estallan las cosas o como va cambiando el sonido de los enemigos una vez van perdiendo su cubrimiento, todo esto está muy bien logrado.

En general el aspecto sonoro de este juego no tiene queja. Además de que podemos agradecer que tiene un doblaje localizado, por ejemplo al español de españa y de latinoamércia. Y eso hace que se sienta mucho más cómodo jugarlo. Por otro lado, no están traducidas las voces de los Nazis, pero esto antes que restarle, le suma, pues se siente bastante bien escuchar a los nazis hablar, es algo que le añade realidad al juego. Por cierto, escucharemos conversaciones entre las hermanas mientras jugamos, también nos hablarán los NPC para asignarnos misiones. Y los enemigos estarán teniendo conversaciones que podremos escuchar siempre que no los liquidemos antes. Para las voces están en alemán, el juego tendrá subtítulos siempre.

Algunos jugadores estuvieron teniendo problemas con el sonido del juego, que a veces desaparecía sin razón. Este problema no le ocurría a todos, pero es algo de lo que también adoleció el New Colossus. Este problema fue solucionado con el último parche que lanzado para el juego.

Jugabilidad

Hemos llegado al meollo del asunto, la jugabilidad. Y al respecto hay mucho qué decir. En el título del análisis hemos puesto uno de los puntos centrales. Wolfenstein: Youngblood es un FPS que se toma la aventura de incluir elementos de RPG. Y aunque muchas de las quejas que se leen sobre el juego se deben a este tipo de elementos (niveles, arbol de habilidades), su real problema está en que el juego no logra integrar adecuamente su base de acción en primera persona con las mecánicas de RPG. El segundo elemento central: es un juego pensado para ser cooperativo. Y con estos dos elementos hemos mencionado casi todas sus virtudes, pero también casi todos sus defectos.

Wolfenstein: Youngblood es un juego cooperativo que sufre de parecer un experimento, y que aunque cumple con una cuota de calidad, se desinfla porque su fórmula no llega a consolidarse sólidamente. En el juego podemos jugar con Jess o Soph, las dos hijas gemelas de Blazkowicz de las que tenemos noticia en la entrega anterior. Ambas gemelas tienen las mismas capacidades y cualidades, es decir, son clónicas.

Elecciones iniciales

Luego de seleccionar nuestro personaje (entre la morena y la rubia, no hay ningún otro criterio), podremos elegir entre el color de nuestro traje potenciador (2 versiones para la estandar y 6 para la delux), el arma que usaremos a una mano, y si queremos tener la habilidad especial de hacernos invisibles o de destrozar a nuestro enemigo con un golpe hacia el frente. De estas elecciones, la única más o menos definitiva es la de la del personaje. El diseño del traje puede ser cambiado después y las armas recolectadas. La habilidad especial que dejemos la podremos aprender después en cuanto subamos de nivel y decidamos asignarle nuestros puntos de habilidad.

Una vez pasado el trámite de inicio, podremos iniciar con la campaña que nos pondrá de nuevo ante otra elección: jugar solos (en este caso la IA hará las veces de la otra gemela), organizar una partida en la que cualquiera de nuestros amigos que tenga el juego, iniciar una partida rápida en la que se nos vinculará a alguien que esté jugando el juego solitario, o podremos invitar a alguien con el Buddy Pass (si hemos comprado la versión Deluxe) lo que le permitirá jugar gratuitamente, sin necesidad de haber comprado el juego. Ya hablaremos de cada modo. Por ahora sigamos con el modo de partida en solitario.

Misión introductoria y la historia de Youngblood

El juego empieza con dos cinemáticas. La primera nos muestra a la familia Blazkowicz y la relación entre padres e hijas, el entrenamiento al que las han sometido para hacerlas capaces de sobrevivir en el mundo de los nazis. La segunda cinemática funciona como introducción de la primera misión y también a la premisa general del juego. Con estas dos cinemáticas nos habrán contado la mayor parte de la historia dentro de las escasas cinemáticas que tendrá más adelante el juego. Este es quizás uno de los defectos de los que se puede encontrar en Youngblood, más que nada porque los juegos anteriores tenían una narrativa que lograba introducir al jugador en un universo extraño, muchas veces absurdo, pero siempre creible, motivante y divertido

Wolfenstein: Youngblood carece de una gran historia, las protagonistas no nos cautivarán porque no logran desarrollarse como personajes, solo son instrumentos para que el juego funcione. Los NPC no llegan ser trascendentales ni tampoco los villanos. En esto definitivamente falla el juego. Y resalta sobretodo porque es algo que las entregas anteriores, desarrolladas también por MachineGames, habían hecho muy bien.

Luego de las primeras cinemáticas estaremos ante nuestra primera misión que servirá para introducirnos en las mecánicas del juego. Y en este sentido la misión inicial cumple muy bien. De hecho, esta primera misión es de las partes que se sienten más integradas dentro del canon: nos introducen también a las gemelas, y tiene algunas de las escenas más divertidas del juego, con humor y salvajismo, muy del sello de Wolfenstein. Es una lástima que no sea algo que se haya explotado el resto del juego.

Exploración y grinding: un experimento RPG

Una vez terminada la primera misión llegamos a las catatumbas de París y se nos abre la ciudad para la exploración. Nos dicen que tendremos tres misiones principales que completar para poder cumplir el objetivo del juego: encontrar a B.J. Blazkowicz. Pero no podremos seguir adelante con la trama central del juego porque no tendremos el NIVEL para hacerlo.

Una de las novedades más importantes es la introducción de niveles tanto en los personajes, en las misiones como en los enemigos. Así que el juego nos obliga desde este momento a subir nuestro nivel a partir de misiones secundarias que nos darán experiencia y monedas del juego como recompensas. La carta de invitación a explorar la París ocupada por Nazis está servida y tomarla se hace obligatorio si queremos terminar el juego.

La verdad es que explorar la ciudad se siente muy bien, también cumplir las misiones secundarias, al menos las primeras 4 horas. Logran hacer entretenida la progresión del personaje. El hecho de que este no sea un juego lineal no es necesariamente un defecto, al contrario, es interesante disponer de un mapa y tener distintas misiones que nos hagan conocer los recodos y rincones que esconde. Sobre todo porque mientras hacemos grinding llegamos a sentir como nos convertimos en máquinas de matar más poderosas. En la medida en que subimos de nivel se irán desbloqueando nuevas modificaciones de las armas que tendremos que comprar con monedas de plata (la moneda del juego que nos dan también al cumplir las misiones). ¿Cuál es el pero del grinding? Que definitivamente no se siente como un Wolfenstein. ¿Es eso malo en sí mismo? No. Pero al juego le hace falta mejores motivaciones, pero sobre todo, un mejor diseño de misiones.

Subir de nivel no será dificil hasta nivel 25, pero será realmente difícil desde el nivel 30. Los últimos 10 niveles, necesarios para desbloquear todas las modificaciones de las armas, nos costarán un poco más. La otra mecánica RPG introducida en este título es el arbol de habilidades, que nos aportará distintas posibilidades, desde mejorar el límite máximo de sangre y armadura, hasta poder cargar o guardar armas pesadas, habilidades indispensables para desbloquear zonas del mapa solo accesibles mediante destruir puertas con cierta arma específica. En general el arbol de habilidades está muy bien logrado y ayuda bastante a la progresión del personaje para afrontar los diferentes retos que presenta el juego en sus diferentes momentos.

El diseño de misiones: el gran problema de Youngblood

El objetivo del juego es entrar en las torres de Hermano 1, Hermano 2 y Hermano 3 para obtener ubicación del Laboratorio X, que es donde está B.J. Blazkowicz. En total hay unas 35 misiones entre principales y secundarias. La apuesta del juego es por subir de niveles mediante las misiones secundarias para poder enfrentar las principales. En todo el juego nos comunicamos a través del metro con las zonas del mapa para ir cumpliendo las distintas misiones.

Hemos resaltado varios defectos en el juego, pero todo se puede resumir en uno solo: el juego tiene un diseño de misiones que no pasa de ser mediano, por repetitivo y poco innovador. Se nos abre un mapa para explorar, se nos obliga a hacer grinding, pero al tiempo no se construye un universo más solido con una buena historia y unas misiones primarias y secundarias que ayuden a construir ese universo, enriqueciéndolo, expandiéndolo y por consiguiente enamorando al jugador.

Las misiones básicamente se tratan de conseguir códigos para abrir puertas para avanzar, poner bombas, interceptar comunicaciones y rescatar personas. Esto puede repetirse muchas veces y habla de la falta de creatividad, una que les hizo falta sobre todo al pensar en apostarle a un juego de mapas abiertos a la exploración.

Gunplay: gemelas, balazos y nazis.

Sí algo sabe hacer MachineGames es un juego de disparos, y en este aspecto Youngblood no decepciona para nada. El juego se siente muy bien cuando estás disparando, incluso mejor que sus predecesores. Las armas se sienten pesadas, con cuerpo. Y los disparos llenos de realidad. Matar nazis es una de las cosas más satisfactorias del juego.

La fluidez del movimiento, el cambio de armas, y las maneras como afectan nuestras armas a los enemigos es uno de sus éxtios. Pasa en el juego que los enemigos tendrán un tipo de blindaje y es tarea nuestra saber qué tipo de munición es la que debemos usar para disminuir más efectivamente el blindaje sin quedarnos sin balas. Esto puede llegar a ser bastante frustrante por momentos, pero en general pone la vara alta para un juego de disparos que quiera hacer las cosas bien.

Wolfenstein: Youngblood es todo un Wolfenstein cuando estamos disperando. Además de esto, la inteligencia artificial de los enemigos la mayoría de las veces responde muy bien, y significará un reto acabarlos, sobre todo cuando llegan masivamente. Perros explosivos, Perros que son tanques. Soldados con lanzallamas. Drones. Hay mucha diversidad de enemigos y armas con las que buscarán destruirnos. Pero justamente por eso se siente muy divertido todo el tema de disparar.

En cooperativo todo es mejor

Definitivamente, si vas a jugar Wolfenstein: Youngblood y lo puedes jugar con alguien más, este juego te va a saber muy bien. Lo que ofrece en cuanto a exploración, subir niveles, coleccionables, mejoras y demás en cooperativo está muy bien, que no igual en solitario. La posibilidad de comunicarte con un compañero para que con trabajo en equipo se logre vencer a un enemigo, es algo que se precia mucho. Porque sea dicho de paso la IA cuando se juega en solitario realmente es lamentable. Por ejemplo: pasa que el juego tiene un sistema de vidas compartidas, tres vidas en total que una vez perdidas tendrás que comenzar en el anterior punto de control. Y nuestro compañero tiene la responsabilidad de reanimarnos una vez estamos caidos. Pasa que a veces estámos tirados en el suelo, muriendo y pedimos con desesperación la ayuda de la otra gemela, pero ella, aun cuando esté al lado, no hará nada, nada de nada. Esto por supuesto no solo no es gracioso, sino que es uno de los grandes reproches que se le pueden hacer al título.

En todo caso, el juego sabe que cooperativo es mejor y por eso nos ofrece tres opciones. Podemos organizar una partida y jugar con alguno de nuestra lista de amigos que tenga el juego. Podemos también invitar a alguien a jugar con el Buddy Pass, que básicamente se trata de posibilitar que alguien descargue una versión especial del juego (gratuita) a la que solo podrá jugar luego de que se le envíe una invitación. El único requisito que debe cumplir el otro jugador es tener una cuenta de Bethesda vinculada a la cuenta de Xbox para que sea posible hacer la invitación.

La otra manera de jugar en cooperativo es la de partida rápida. Y esta quizás será la que más usemos pero también de la que más nos podemos quejar. Como idea resulta fantástico. El juego tiene un sistema de Drop in y Drop out: luego de escoger partida rápida nos conecta con algún jugador que esté en medio del juego y estaremos jugando con la otra gemela que él no ha escogido. Tendremos el nivel, las armas, el traje y general todo lo que llevemos en nuestro archivo guardado, pero ocuparemos el lugar de la gemela que era NPC. Si nos salimos del juego, la IA retomará el control de la gemela sin interrumpir la partida. Hasta ahora muy bien.

Pero este modo tiene varios problemas, algunos que pueden considerarse bastante serios. Los menores pero bastante molestos: suele sacarte derrepente de partidas que estás jugando, sin aviso, solo te saca al menú y debes volver a comenzar el proceso de buscar partida. Otro problema: el sistema de emparejamiento es bastante aleatorio. Este es de los graves: puede pasarte que te ponga en momentos mucho más adelantados de los que tú vas en tú progreso y te haga spoiler de la historia. Sí, la historia es batante predecible por lo plana que es, pero vamos, que nadie quiere que le cuenten nada por adelantado, quiere vivirlo, verlo, y puede pasarte que se te adelante bastante. Eso no está bien. Lo otro es que empareja sin tener en cuenta niveles, y eso puede hacer un equipo desbalanceado.

A pesar de todo, este sistema de partida rápida es una buena manera de hacer grinding, aunque no una manera efectiva para terminar el juego. Por eso es que algo que hubeira estado increible es que el juego hubiera traído la opción de jugarlo a pantalla dividida. Jugar Wolfenstein en cooperativo local seguramente habría hecho la diferencia para el juego que debió ser esta entrega.

Coleccionables

En general hay una gran variedad de coleccionables que además son bastante interesantes de revisar. Unos contienen parte de la historia, que si nos dedicamos a leerlos seguro se le agregará profundidad, al menos parcialmente. Y un sin número de artículos que contribuyen a darle diversidad al juego y algo de emoción.

Duración

El juego tiene una duración de entre 15 a 20 horas. No es demasiado extenso, aunque si queremos jugarlo al 100%, nos tomará un poco más. En cuanto a este aspecto, hay algo que reprochar, el juego fue diseñado para alargar artificialmente la duración mediante el grinding. Si pudiéramos hacer direcamente las misiones principales probablemente nos gastaríamos muchísimo menos. El problema de esto es precisamente eso, que se sienta artificial, que no responda al desarrollo natural del juego.

Conlusión

Hay que decirlo alto y fuerte, Wolfenstein: Youngblood no es un mal juego. Es uno bastante entretenido, que si juegas en cooperativo lo vas a pasar en grande como pocos. Sí eres fan de los Wolfenstein en este puede ser que encuentres elementos que te decepcionen, pero seguro vas a disfrutar su gunplay a lo grande.

Defintivamente este título se siente como un experimento que no llegó a cumplir con lo que esperaban. Hay grandes ideas que no fueron desarrolladas correctamente. Y es que parece que trataron de cambiar muchas cosas e innovar en muchas otras. Pero al final del día Youngblood se queda corto en casi todo lo quese propone, excepto en matar nazis.

A pesar de esto, es un juego muy disfrutable. Muchas acción frenética, muchos retos. Los elementos RPG por veces se sienten bastante bien, incluso algo tan extraño como subir de nivel en un Wolfenstein, sobre todo cuando vas mejorando habilidades que te harán sentir más poderoso.

Se echa en falta una historia más compleja en donde fuera posible enamorarse de las gemelas y de los NPC que las rodean. También habría sido muy genial tener la posiblidad de jugarlo en cooperativo local. Por otro lado, urge una actualización que mejore el emparejamiento de las partidas rápidas y que además le de estabilidad a las mismas.

Eso sí, es cierto que el juego tiene microtransacciones. No lo hemos comentado hasta ahora porque a todas luces es algo menor: solamente está para la compra de elementos estéticos que además se pueden comprar con la moneda del juego. De esta manera, no se rompe el juego. Solo se da la opción de personalizar los personajes de acuerdo al deseo del jugador.

Nota final: 7

Sobre las últimas mejoras de parche para Xbox y PC pueden revisar nuestro cubrimiento aquí.

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