Siempre que hablamos de retro en estos días hablamos de Pixel Art. A esto es a lo que suele recurrir la industria, sobre todo porque es justamente esta estética la que logra tener más vida a lo largo del tiempo. No pasa lo mismo con los modelados en 3D de la generación de los 32 y 64bits, que en su tiempo gozaron de ser llamados «realistas», pero que hoy en día no parecen más que garabatos incomprensibles (muchos de ellos).
Pues Legrand Legacy: Tale of the Fatebounds es un JRPG desarrollado por Semisoft que quiere retornar justamente a esta época donde los RPG tuvieron uno de sus momentos de gloria con Chrono Cross o Final Fantasy. Si ahora te preguntas cómo va este experimento, diré que en mi juicio es una experiencia mixta. Por un lado, logra realmente hacerte sentir la experiencia de volver al pasado, estar ante uno de esos RPG con PJ modelados en 3D pero con fondos totalmente dibujados a mano.
Ahora, también por esto llega a sentirse pesado, viejo, gastado. Han logrado traer la experiencia del pasado (con cierta mejora gráfica), incluyendo muchos de sus defectos. Con todo, Legrand Legacy es un juego para los fans de los JRPG y de la generación del surgimiento y consolidación inicial del 3D. Pero no más spoilers y vamos al análisis.
Gráficos
La experiencia gráfica con Legrand Legacy es una cosa bastante extraña. Como decía, se trata de un retorno a los 32 bits (más que nada, aunque inicios de los 64 también), en donde los escenarios se dibujaban totalmente a mano, y sobre el cual se ponían a los personajes, estos sí modelados en 3D. Esto se mantiene en el juego, con la excepción de cuando se entra en combate, donde los escenarios dibujados se cambian por unos en 3D.
En cuanto al diseño de escenarios dibujados a mano, encontramos unos bastante bellamente hechos, con numerosos detalles, texturas, y demás que los harán parecer una verdadera maravilla. Además de que los verás muy variados, con momentos que te harán sentir el progreso narrativo del juego. El problema es que una vez que interactuas con estos escenarios, no dejan de sentirse limitados, viejos. Sobre todo porque no hay ninguna renovación. Además de que el diseño de los personajes 3D no es sobresaliente, y su movimiento como su movimiento en el escenario deja mucho que desear para un juego actual.
Los escenarios en 3D de los combates es otro de los puntos flojos del juego. Claro, flojo si como yo lo juzgas por lo que pudo haber sido en la actualidad. De nuevo volvemos a sentir que en este aspecto el juego pudo hacer algo mejor. Pudo incluir en su postura retro las posibilidades actuales. Claro, también pudo ser que los amigos de Semisoft no lo quisieran así. Pero para mí la peor parte del aspecto gráfico de este juego se lo lleva justamente la animación de combates, tanto en escenarios como en las animaciones de movimiento de los personajes durante estos.
Durante el juego encontraremos unas cinemáticas algunas muy cortas otras un poco más largas. Aunque no tienen un nivel visual demasiado alto, lo cierto es que suelen sentirse bastante bien, mostrando otras facetas del juego y de los personajes. Hay unas que son realmente cortas, y llegan a sentirse casi innecesarios, aunque buenos ornamentos.
Los diseños de personaje en diálogos y cinemáticas están bien realizado. Los diálogos tienen además animaciones de movimiento de rostros y cuerpo que le sientan muy bien. En resumen, este es un juego con un desnivel en lo gráfico, justamente porque al retornar a lo clásico se queda atrapado en sus limitaciones, no logrando integrar las viejas generaciones con aportes de la nueva que le hubieran sentado muy bien. Si lo que se busca es una experiencia visual como antaño sin gráficos pixelados y con texturas definidas, Legrand Legacy cumple totalmente.
Sonido
La música de este juego, eso sí, es un gran acierto. No creo que me allá sentido más claramente atraído por las diferentes tonadas que escucharemos en los diferentes escenarios. Los tránsitos de música se sentirán justos y por eso logrará un efecto de inmersión total.
Muchas de sus tonadas son profundamente tristes, otras incitan a la melancolía, y otras solamente te hacen sentir que estas en ciertos escenarios. Hay también en todo esto el retorno a lo retro, pero lo que encontramos aquí es música de su género muy bien utilizada a lo largo de todo el juego. En ningún momento llegué a aburrirme de su música.
La historia con los efectos de sonido es distinta. No son malos, pero no destacan en ningún sentido. Suenan los golpes y ataques, cada uno más o menos diferente del otro. Pero lo que sucede aquí es que su enfoque retro vuelve a ser un peso, justamente porque se limita a hacer lo que se hacía en la generación de los 32 y 64 bits y poco más (algunas veces menos).
El juego, valga la pena decir, está totalmente en inglés (o en francés, japonés o chino simplificado) pero no en español. Y siendo este un juego RPG repleto de diálogos, esto va a ser una barrera para quienes no dominen el idioma.
Jugabilidad
Legrand Legacy es un JRPG de corte clásico. Esto ya nos dice mucho de lo que podemos esperar en términos de jugabilidad: combates por turno, muchos diálogos, una historia heroica de salvar al mundo (con muchos de los clichés de base), puzzles, grindeo, y un sistema de habilidades y demás. Todo esto lo tiene Legrand Legacy combinando en su jugabilidad de una manera bastante natural, logrando que el juego siempre funcione adecuadamente según estos parámetros.
Jugarlo para mí fue volver a a ese momento de la infancia en el que pasé horas frente al Final Fantasy IX. Sentí constantemente esa sensación de viaje en el tiempo, de estar jugando un juego viejo, un remaster de uno de esos clásicos JRPG clásicos de la generación de PS1. Y esto seguramente le pasará a muchos de ustedes.
La historia del juego es completamente estándar dentro de este tipo de juegos. El protagonista, Finn, es un espadachín con amnesia que descubre con la ayuda de una niña noble llamada Aria que él es uno de los Fatebound, un grupo de héroes legendarios destinados a salvar al mundo de una antigua amenaza. En el camino, serás arrastrado a una agitación política más significativa y un drama interpersonal. Pero ninguno de los personajes está tan bien definido como para que realmente te sientas partes de su mundo.
Menús, interacciones con el entorno, mapa.
En estos aspectos, Legrand Legacy se siente como lo que promete desde el principio, antiguado, viejo, lento. Y, como en todo, esto se vuelve al tiempo un viaje al pasado nostálgico y un obstáculo para quienes no tengan la paciencia de llevar correctamente esta clase de juegos. Por ejemplo, en el mundo que recorremos encontraremos por momento cosas tiradas. Sabremos que están porque darán un brillo ocasional indicando su ubicación.
Los menús lucen bastante bien, aunque son también demasiado lentos, poco intuitivos. Y ni se diga su gestión de objetos. Los objetos deben asignarse de la bolsa común a cuatro espacios de objetos por personaje. Esto significará que si no hemos asignado los objetos, no podremos usarlos, dejando de lado todos los progresos que se han hecho en la gestión de este tipo de elementos.
El mapa es bastante limitado, y poco nos muestra de nuestro entorno. Sin embargo, y es algo a lo que le daremos poco uso. Pasa lo mismo con la gestión de objetos y otras cosas del juego. Por lo viejo de su diseño, muchas veces podría molestarnos.
Sistema de combate
Este es un juego, como lo hemos dicho ya, de combate por turnos. Esto implica que dejas de lado tu habilidad para el pad y pasas a pensar en la estrategia que implementarás para vencer a cada uno de los rivales. Sin embargo, el juego te motivará a estar más involucrado en las acciones del combate, pues no solo se tratará de escoger previamente las acciones sino de mejorar la probabilidad de que dar un buen golpe o incluso de fallarlo.
Luego de que hayamos elegido nuestras acciones en el turno correspondiente de cada personaje, y si hemos decidido golpear al enemigo, nos saldrá un círculo con una aguja (un reloj, un dial, como quieras llamarlo). Este tendrá tres franjas: la de pobre, bueno, y perfecto. Atinar a bueno será bastante sencillo, no igual en perfecto porque es bastante pequeña la franja. Si logramos atinar en perfecto, obtendremos una bonificación de experiencia. Este sistema si bien no es nuevo en este tipo de juegos, si te permite sentir el combate como algo más activo.
Ahora bien, hablemos del grupo que podemos tener para combate. Nuestro crew puede ser de hasta tres personajes activos, pero es posible intercambiar miembros (para que salgan y entren) como una acción adicional en tu turno, lo que facilitará que cambiemos de personaje para buscar tener la mejor estrategia que nos parezca. Además de esto, también disponemos de una ubicación para nuestros personajes en el campo de batalla, teniendo a disposición dos filas, primera y segunda. Los personajes que estén en segunda fila tendrán protección contra ataques cuerpo a cuerpo. Al tiempo, solo podrá atacar a distancia.
Sistema de progresión
El sistema de progresión de niveles y habilidades fue para mi una experiencia mixta también. Porque por un lado me gustó que se asignaran puntos por nivel para subir los stats del personaje. Y además que se señalaran sobre cada habilidad, qué debe mejorarse para obtener esta u otra habilidad.
Pero por otro lado, este sistema llega a sentirse demasiado limitado para un plan a largo plazo, ya que no puedo saber qué debo mejorar para conseguir ciertas habilidades que no se me muestran inmediatamente. También me parece que pasa lo mismo con las mejoras de armas y equipamiento en general. Empezando porque nunca realmente podremos cambiarlas, sino hacerles algunas mejoras.
Duración
Como todo buen JRPG este no es un juego de corta duración, al contrario, podrás pasarte por poco unas 35 horas y por media unas 45 horas dedicándote a la «exploración», el grindeo, y los combates, más toda la historia y diálogos. Bastante bien si disfrutas de este tipo de juegos, que siempre terminarán por hacerse repetitivos, pero que mantienen su fórmula funcionando hasta el final.
Conclusión
Legrand Legacy: Tale of the Fatebounds cumple lo que promete desde la primera hora y se mantiene fiel a su fórmula. Es un juego de rol con un enfoque retro y todo su sistema se viejo, desusado. No es un juego que renueve ninguna fórmula o que quiera ser creativo en ningún sentido. Pero si es una forma muy distinta de asumir la fórmula retro de juegos, un mercado saturado de Pixel Art.
Si eres fan de los juegos de rol japoneses de la vieja escuela, este es un juego que disfrutarás. Si disfrutaste de la generación de los 32 y 64 bits en este género, este juego te parecerá una carta de amor. Para un jugador promedio, este juego se sentirá muchas veces anticuado, aunque no por eso menos divertido. Algunas veces frustrante, por lo torpe que puede llegar a ser.