Análisis de Curse of the Dead Gods

Curse of the Dead Gods salió hace un año en early access para PC a través de Steam y ha cosechado más de 2.600 reseñas positivas. Ahora ya tenemos entre manos la versión final definitiva del título que ha llegado a nuestras consolas Xbox.

El editor Focus Home Interactive y el desarrollador Passtech Games nos traen un desafiante juego de acción roguelike donde, como aventureros, recorreremos un templo endemoniado formado por peligrosos laberintos en busca de poderes divinos, riquezas  y la vida eterna. Bueno, en realidad, son tres templos.

Curse of the Dead Gods y sus templos malditos

Poco sabemos de la historia del juego ya que no se nos narra ningún suceso y no aparece diálogo alguno. En principio, encarnamos el papel de un aventurero que se adentra en un oscuro templo azteca ( o maya o inca, no lo sabemos con seguridad) en busca de sus riquezas y deberá enfrentarse a hordas de enemigos sobrenaturales que lo custodian con gran ferocidad. Por qué está nuestro personaje aquí y cuales son los motivos que le llevan a embarcarse en esta ardua aventura lo desconocemos. De hecho, esta es la primera curiosidad del título y es que carece de todo contexto y lleva al jugador directamente al grano.

Empezamos nuestras partidas en la entrada principal del templo. Este lugar hace de nexo entre carreras (o “runs”) y será donde tendremos que prepararnos bien para el viaje. Cada vez que fracasemos o consigamos acabar un templo el juego nos transportará a esta antesala. Aquí podremos escoger entre varios sets de armas y podremos desbloquear, mediante lo que consigamos durante nuestras aventuras, varias ventajas pasivas que nos irán facilitando partida a partida nuestra siguiente incursión. 

Varias rutas que se generan de forma procedimental

Podremos elegir entre 3 caminos diferentes para completar las mazmorras, uno por cada templo. Y dentro de cada templo podemos escoger qué ruta seguir según la recompensa que contenga, ya sea oro, nuevas armas, favores divinos o reponer la salud. Estos caminos se generarán aleatoriamente, por lo que cada incursión será diferente. Al superar los tres primeros templos tendremos las llaves suficientes para pasar al siguiente nivel, donde se nos vuelven a presentar los tres mismos templos pero con unos recorridos más complicados, más largos y con más enemigos. Además, en el nivel dos tendremos que volver a derrotar al jefe que ya vencimos en el nivel uno antes de enfrentarnos al verdadero jefe del nivel dos. 

Es un juego difícil pero no tanto como otros exponentes del género como puedan ser Hades (al que hace un clarísimo homenaje y copia en numerosos aspectos) o Dead Cells, por mencionar algunos de los más reconocidos. Sin embargo, esta disposición piramidal de niveles cuyo objetivo es llegar a la cúspide derrotando varias veces a los mismos bosses lo convierte en un reto verdaderamente desafiante. 

Mecánicas simples pero bien implementadas y fluidas

Nuestro personaje dispondrá de varios tipos de ataque: con un arma principal, un arma secundaria y un arma a dos manos. También algunas de esas armas serán ataques a distancia, como pistolas o arcos, y dispondremos de un movimiento para rodar y un parry para los contraataques. Todo esto no será gratis ya que dependemos (y mucho) de ciertos puntos de resistencia que se nos agotarán a medida que realicemos las acciones. Gestionar bien cuando atacar, esquivar y descansar será la clave de nuestra victoria. 

Simple y llanamente, el juego consiste en ir limpiando las salas de enemigos hasta encontrar la puerta de salida hasta la siguiente habitación. Al carecer de historia argumental con el transcurso de las partidas se puede tornar algo monótono porque se pierde el sentido de la exploración. Nos dará igual inspeccionar las salas ya que lo único que buscamos es matar a los enemigos y pasar a la siguiente.

Las Maldiciones son un giro de tuerca muy interesante

Sin embargo, lo más cautivador del juego se produce justo en este momento: cuando cambiamos de habitación.  El personaje cuenta con un medidor de maldición que se irá llenando cuando cruzamos las puertas o cuando nos atacan ciertos enemigos. Cuando el medidor se completa al 100% seremos víctima de una maldición aleatoria que nos provocará ciertas características especiales que marcarán el transcurso de la partida hasta que acabemos con un jefe o nos derroten.

Existen bastantes maldiciones y muchas son únicas para cada templo y esto hace muchísimo más interesante la aventura porque nunca sabes con lo que te puedes topar. No obstante hemos notado un par de cosas que no nos han gustado del todo. 

Tu personaje puede soportar hasta un total de 5 maldiciones antes de que nos consuma. La quinta y última, la más importante, siempre es la misma. Esto le resta emoción y sorpresa a la aventura ya que, sabiéndolo, podremos ir preparándonos para lo que se nos viene encima. Además de esto, las maldiciones tienen muchas veces una contrapartida positiva, por lo que nos facilitarán un poco las carreras, en vez de perjudicarnos. 

Permanece en la luz para combatir la oscuridad

Otra cosa muy destacable del título es la luz. No la iluminación del propio juego, que también, sino el concepto de luces y tinieblas concebido como el bien y el mal. Dentro de los templos estaremos la mayor parte del tiempo a oscuras por lo que nuestro personaje portará una antorcha que es clave para la aventura. Con ella, podremos ir viendo el camino y nos permitirá encender los braseros para mantener las estancias iluminadas. Esto es muy importante para el combate porque, mientras estemos portando la antorcha, no se nos permitirá usar las armas para luchar

Esto añade un grado de estrategia en las contiendas ya que, además de que no podremos ver bien sin la antorcha, los enemigos del templo nos provocarán el doble de daño si nos atacan en las zonas oscuras. En muchas ocasiones esto supondrá un auténtico desafío ya que tendremos que realizar malabares para iluminar la estancia mientras evitamos a los enemigos en la oscuridad y luego eliminarlos. Ir combinando la antorcha con el arma principal o secundaria (o a dos manos) es la clave para salir ilesos de estos templos malditos.

Curse of the Dead Gods tiene un apartado técnico discreto y oscuro

Hablábamos del tema de la luz como elemento jugable y ahora toca hablar del apartado técnico. Curse of the Dead Gods no brilla especialmente por sus gráficos o su iluminación. Bajo una vista isométrica simple y un estilo artístico de cómic noir muy oscuro, de la guisa de Darkest Dungeon, el título es, sencillamente, correcto. Ni bueno ni malo. Estamos casi convencidos de que esto ha sido más una decisión de diseño práctico que un no poder hacer algo más bonito. El título ha puesto todos sus esfuerzos en lograr algo perfectamente jugable. Y lo ha conseguido. 

El diseño de los templos es simple. A pesar de ser tres templos diferentes, cada uno con una temática, parece que simplemente hayan cambiado las texturas y colores de uno a otro. No nos malinterpretéis, no es exactamente así. El diseño no es igual pero se siente igual cuando juegas. No tiene nada destacable que le haga brillar por encima de todo

Enemigos poco originales y ni rastro de personalización

Los diferentes tipos de enemigos no son muy originales ni muy numerosos. En cada templo encontramos enemigos específicos que respetan la temática del lugar pero que artísticamente no destacan. Son muy estándar. Al igual que los jefes, que no hay ninguno que llame la atención visualmente. 

Tampoco se han molestado en introducir ningún elemento de personalización, ya sean armaduras (que no hay), ropajes o peinados. Ni siquiera podremos elegir el sexo de nuestro héroe. Esto no sería un inconveniente si nuestro personaje llevara a sus espaldas una historia interesante, con unos intereses y motivaciones determinados. Pero nada más lejos de la realidad. Nuestro protagonista es un simple monigote que nos sirve de excusa para meternos de lleno en las salas y liarnos a espadazos, mazazos, flechazos o lo que llevemos equipado.   

Curse of the Dead Gods cuenta con un buen resultado en lo que se refiere al tema del sonido. Sin hacer grandes alardes, su banda sonora brilla, sobre todo, en los combates, donde todo se vuelve más frenético. Juega con los silencios en los momentos de exploración y más calma. Los efectos de sonido están bien conseguidos en general y crean esa atmósfera de tensión tan necesaria en este tipo de títulos. Además, juegan un papel muy importante a la hora de anticipar los ataques de los enemigos, por lo cual se convierten en algo vital para poder salir ilesos. 

Conclusión: Curse of the Dead Gods lo apuesta todo a su jugabilidad

Nos encontramos en Curse of the Dead Gods con un buen roguelike, en general. Su principal baza es su jugabilidad, que para este tipo de títulos roza la perfección. Los controles son precisos y satisfactorios y los movimientos resultan muy fluidos. Pronto nos dará la sensación de que somos auténticos expertos en el combate.

En Areaxbox nos ha gustado mucho, sin embargo, no está a la altura de otras grandes obras del género como pueda ser Hades, el galardonado título de Supergiant Games, del cual roba bastantes cosas. El juego no tiene un argumento sólido ni diálogos y es imposible empatizar con el protagonista. Ni siquiera podemos cambiarle el aspecto. Esto, en la época en la que vivimos rodeado de skins por doquier es casi inconcebible. 

Aún así, es un juego muy recomendable para todos aquellos amantes de los desafíos que no busquen otra intención que no sea la de combatir por combatir y mejorar el armamento. También es un título que funciona muy bien como filler, es decir, un juego al que podemos echarle unas partidas rápidas antes de comer o entre sesiones largas de Call Of Duty o cualquier otro. 

Curse of the Dead Gods

19,99 €
7.7

GRÁFICOS

6.5/10

SONIDO

7.5/10

JUGABILIDAD

9.0/10

Pro.

  • La jugabilidad es exquisita. Casi perfecta.
  • Las maldiciones y el uso de la antorcha
  • La aleatoriedad lo hace rejugable

Contra.

  • Ausencia de historia
  • Dedicarte solo a matar reduce el interés por el juego
  • Algo repetitivo y gráficos mejorables

Acerca del autor

Gamer desde los 80. Amante de los animales y el buen cine. Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. A veces salgo en películas por detrás.

Entradas relacionadas

Deja tu comentario