Hoy nos enfrentamos al análisis del último título desarrollado por Sumo Digital y publicado por Focus Home Interactive. Hood: Outlaws & Legends es un juego exclusivamente multijugador JvJvE centrado en el sigilo en el que dos equipos de 4 ladrones intentarán robar un tesoro.
Hay que admitir que Sumo Digital, sobre el papel, propone muchas cosas interesantes en este título basado en el personaje de Robin Hood. El juego busca premiar el sigilo y la cooperación con tu equipo para infiltrarnos en una estancia plagada de soldados enemigos, robar un valioso tesoro y lograr salir airosos. Sin embargo, a la hora de la verdad, nada de esto funciona en la práctica y todo se vuelve un sinsentido. Esta vez la flecha de Robin no ha dado en la diana…
Robin Hood y su historia en un juego sin historia
Robin de Locksley, quien fuera conocido coloquialmente como Robin Hood por el uso de la capucha para ocultar su rostro, era un héroe de ficción del folclore inglés medieval que se escondía en los bosques de Sherwood. El forajido encapuchado era conocido por ser el mejor arquero de Inglaterra y luchaba contra el sheriff de Nottingham y el príncipe Juan sin Tierra, que utilizaban la fuerza pública para hacerse con las riquezas del pueblo de forma deshonesta.
El juego nos propone asumir el papel de Robin o uno de sus 3 compañeros: Marianne, la asesina (su pareja sentimental y perteneciente a la nobleza en la versión original), Little John, el luchador (compañero y mano derecha de Robin) y Tooke, el místico, que mezcla cuerpo a cuerpo con colocación de trampas. Todos y cada uno con unas habilidades diferentes y con un papel determinado en el grupo.
Aquí viene, de entrada, uno de los “peros” más llamativos del título. Basándose en una licencia tan conocida y rica argumentalmente, el estudio ha decidido prescindir de cualquier tipo de narrativa para su juego. No existe modo campaña y a lo más que podemos aspirar a nivel de historia es a una especie de ficha para cada personaje que se desbloquea cuando alcanzamos cierto nivel con ellos. Las partidas se resumen, básicamente, en juntarnos con 7 jugadores más y lanzarnos a un mapa a ver quién se lleva el gato al agua.
Hood: Outlaws & Legends llega muy escaso de contenido
Y precisamente de mapas anda bastante corto el título. Otra de las decisiones que uno, como jugador, no llega a entender. Es más que probable que la desarrolladora continúe trabajando para ofrecer contenido al juego porque la verdad es que ha salido muy escaso de casi todo. Son tan sólo 5 mapas los que están disponibles de momento. Son interesantes pero muy parecidos entre sí y acabas por aprendértelos en cuestión de minutos. Además, sólo existe un modo de juego por ahora con lo que la repetitividad llega demasiado pronto.
El desarrollo de las partidas es siempre el mismo por lo que no tardaremos mucho en descubrir todo lo que ofrece este título. Podemos decir que cada partida tiene 3 fases. La primera de ellas es la infiltración. Junto con nuestro equipo deberemos escurrirnos dentro de alguna base, muralla o fortificación plagada de soldados enemigos controlados por la IA.
La segunda fase será localizar la llave que abre la cámara que esconde el tesoro que debemos robar y que siempre lleva consigo el Sheriff del lugar. Este personaje es el más poderoso del juego ya que no se le puede matar y nos perseguirá sin darnos descanso. Por suerte, su movilidad es muy limitada y se puede aturdir con bombas y otras artimañas para dar tiempo a nuestros compañeros para escapar. En realidad resulta muy extraño y poco natural encontrarse con un ser inmortal en este tipo de juegos.
Por último deberemos llegar a la zona de extracción y escapar con el cofre, el cual deberemos subir mediante un cabrestante accionando unas poleas. Sin lugar a dudas esta fase es la de mayor tensión y, por qué no decirlo, la más polémica.
A la hora de la verdad nada funciona como debería
Todo esto suena bastante bien pero a la hora de la verdad no funciona cuando estás jugando. Al otro lado hay otro equipo compuesto por otros 4 jugadores que tiene exactamente los mismos objetivos que tú y eso al final no cuadra. La simetría en las acciones y los objetivos de ambos equipos no funciona bien en este juego y al final se vuelve un sinsentido. Puedes hacerlo fatal en las dos primeras fases y no tendrás ninguna penalización por ello. Al final, puedes lograr sacar el botín sin haber hecho nada memorable durante toda la partida.
Es realmente injusto. Como injusto es también el propio sistema de matchmaking que está, directamente, roto. Siendo novatos de nivel 1 entraremos en partidas con gente de nivel 100 y el grado de frustración puede llegar a ser inmenso.
El sigilo propuesto en las fases de la infiltración y el robo de la llave queda en entredicho cuando uno de los equipos logra hacerse con el cofre. Es entonces cuando el juego se vuelve loco, la gente empieza a correr por el escenario como pollos sin cabeza y se convierte en un sálvese quien pueda. Es un despropósito. Lo más normal es ir a saco y eso, aparte de romper la magia del título, anula a ciertos personajes basados en el sigilo que directamente no sirven para nada. Pronto descubriremos que los enemigos manejados por la IA están lejos de proporcionar emoción al juego. Más bien resultan una molestia porque lo que nos interesa es centrarnos en anular al equipo rival.
Y esto nos lleva, casi siempre, al combate cuerpo a cuerpo (salvando a Robin que se encargará de disparar flechas desde la distancia). El sistema de combate propuesto es, sencillamente, un desastre. Los movimientos son muy lentos, limitados y toscos. No entiendo como existiendo tantísimos referentes en el género del combate han optado por no hacer nada con él. Está muy poco pulido, da la sensación de que este apartado está sin acabar y que no le han prestado la atención que merece. Quizás sea porque, en teoría, se trataba de un juego de sigilo. Un sigilo que nunca existió y que en el 100% de las veces se convierte en batallas campales donde resulta imposible para el jugador desarrollar un combate satisfactorio.
El Escondite: lugar para la gestión y el progreso
Tras las partidas ganaremos dinero y tal como lo haría Robin Hood podremos repartirlo entre el pueblo o quedarnos una parte para nosotros. Podremos visitar nuestro escondite, que hace funciones de lobby y centro de gestión. Aquí podremos mejorar a nuestros personajes con algunas habilidades y ventajas y también comprar cosméticos para los trajes y las armas.
Es la única progresión de juego que existe de momento, con lo cual aquellos jugadores que no “se piquen” para conseguir cierta skin de algún objeto acabarán por aburrirse pronto por aquí.
Muy justo a nivel técnico
Hood: Outlaws & Legends no es un portento técnico, ni mucho menos. Más bien lo contrario. Es un título bastante normal, decente, pero con algunas texturas que son de otra época. En este apartado hemos percibido bastante diferencia entre las distintas generaciones de consolas, siendo la versión de Series X claramente superior. En la versión de One X, por ejemplo, las texturas son extremadamente planas, lo que provoca la sensación de ser un título muy pobre gráficamente. El diseño de los personajes es muy genérico y las skins de las armas y los trajes no son demasiado notorias ni se diferencian mucho entre sí. Es incomprensible como los famosísimos personajes de Robin Hood puedan llegar a tener tan poco carisma en este título.
Otro problema que nos hemos encontrado en las versiones de Xbox One y Xbox One X es la bajada drástica de fotogramas en determinadas situaciones. El título en nueva generación funciona a 60 fps con alguna caída puntual pero en la pasada generación apenas llega a 30 fotogramas por segundo con caídas constantes en plena acción. Este hecho, además de ser un inconveniente estético, supone un lastre para la jugabilidad en estas consolas ya que, a tan baja velocidad de fotogramas es más difícil acertar con los disparos de las flechas, entre otras muchas cosas. Esperamos que la desarrolladora pueda arreglarlo en un futuro parche.
En cuanto a la música tampoco hay nada especialmente destacable. Es adecuada y acompaña bien a la acción pero no va más allá, por lo que no es demasiado memorable. Es verdad que cuando comienza la tercera fase e incrementa la acción la música se vuelve más frenética y envuelve de cierta emoción al título. Los efectos sonoros, por su parte, son bastante discretos y no tienen prácticamente relevancia en el título.
Hood: Outlaws & Legends es un despropósito jugable
Como hemos comentado antes, Sumo Digital propone ciertas cosas que resultan muy interesantes en Hood: Outlaws & Legends pero, lamentablemente, no se llevan a la práctica.
El problema no sería tan dramático si no fuese porque es la propia esencia de la obra la que se echa a perder a la hora de jugar. No puedes basar tu juego de combate por equipos en el sigilo cuando el propio sigilo no funciona. ¿Os imagináis hacer un GTA donde la conducción sea un desastre? Tampoco se ha desarrollado un buen sistema de combate cuerpo a cuerpo para contrarrestar la pérdida de este sigilo por lo que los combates se hacen, en muchas ocasiones, ridículos.
El gran problema de este título es que se tienen que dar una serie de condiciones muy concretas para que funcione porque, repito, la idea es bastante buena. El juego sería disfrutable si todo el equipo jugase compenetrado, pero lo normal es ir cada uno a su bola. Es indispensable la comunicación y la coordinación con tu grupo para que todo funcione tal y como el desarrollador tenía en mente. Pero es que, además, también tiene mucho que ver cómo se comporta el equipo contrario y esto no podemos controlarlo de ninguna de las maneras.
Como veis, el equilibrio es frágil y es muy difícil que un título exclusivamente multijugador JvJvE funcione como debería cuando es tan fácil romper el sistema de juego. Es una verdadera lástima y esperemos que los desarrolladores puedan arreglarlo en un futuro con la introducción de más contenido o nuevas características.
Hood: Outlaws & Legends
29.99 €Acerca del autor
Gamer desde los 80. Amante de los animales y el buen cine. Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. A veces salgo en películas por detrás.