La importancia de la historia en los videojuegos

Los videojuegos surgieron como herramientas de entretenimiento que llegaron para quedarse. El concepto siempre ha sido el mismo, cambiando y adaptándose a lo largo del tiempo, pero con el mismo espíritu. Un trasfondo que se ha ido haciendo cada vez más potente, creando un vínculo con el jugador mucho más intimista, más inmersivo. Eso que nos identifica con la aventura en cuestión.

Aunque siempre existirá un debate sobre cual fue el primer videojuego de la historia, muchas personas parten de Pong (1972), la mítica obra de Atari. Este fue el título original que se lanzó oficialmente para la primera generación de consolas, aunque también llegaría a otros sistemas, como fue Game Boy. Así lo descubriría por mí mismo cuando llegó a mis manos la memorable Game Boy Pocket de color rojo. En sus inicios, el objetivo de una industria minoritaria como esta, no era otro que el de entretener. Divertir al público con propuestas diversas pero sencillas, dentro de lo que permitía una tecnología pretérita como lo era entonces.

Con el paso del tiempo, los avances han hecho posible alcanzar cotas de calidad inimaginables, llevando los videojuegos a niveles insospechados. Por nombrar títulos de diferentes épocas y plataformas, podríamos destacar el fabuloso Daytona USA, TLOZ: A Link to the Past, o los primeros Metal Gear Solid o Halo. Todos ellos pertenecientes a etapas diferentes, pero con algo en común; pese al apartado técnico o narrativo, son juegos realmente divertidos. Aquí entran en juego los gustos personales, y decantarse por un título ya no es solo cuestión del género, sino de otros muchos apartados.

¿Hace bueno a un videojuego su narrativa?

A medida que la industria se ha ido agigantando exponencialmente, muchos estudios han ido creciendo, a la par que otros se han mantenido a base de trabajos más humildes pero de igual o, a veces, de mayor calidad. La variedad también se nota en este sentido, y podemos distinguir un amplio abanico que va desde los From Software, Santa Monica o Playground Games, hasta los Tequila Works, Play Dead o Motion Twin.

Uno de los motivos por los que me gustan tanto los videojuegos, es por el hecho de encontrar en ellos una mezcla cultural difícil de ver en otras artes. Porque el videojuego es eso, arte, y en él se reúnen música, cine y un componente jugable que nos hace partícipes de él. Sin embargo, a veces tendemos a pasar por alto este importante detalle. Está bien dotar un videojuego con gráficos hiperrealistas y una historia inmersiva pero, ¿qué hay del mando?. Cuando jugamos tenemos el control, sentimos que ese aparato es una extensión de nosotros, el nexo entre lo que sucede en pantalla y el usuario.

Desgraciadamente, la narrativa ha ido ganando una mayor notoriedad dejando, a veces, la jugabilidad de lado para aportar lo que llamamos una «experiencia» sin más. No digo que los títulos más «peliculeros» o cinematográficos no sean buenos, de hecho muchos de ellos me encantan. Son parte de la industria, y una manera diferente de interpretar los videojuegos.

El problema, llega cuando se llevan a cabo proyectos que se vuelven dependientes de su propia historia. En mi opinión, ha de predominar siempre la diversión, que las mecánicas sean divertidas pese a la repetición de las mismas o si la trama es inconsistente. Por este motivo, no debemos valorar un título únicamente por la trama que cuenta.

Hay vida más allá de las cinemáticas

La historia en los videojuegos, ha de servir como complemento y acompañamiento de lo que en realidad es una obra jugable. Para ver una película ya existe el cine. Diría que es una cuestión de culturización y conocimiento acerca del mundillo, y de tener un prisma mucho más amplio a la hora de valorar los videojuegos. Al igual que un título puede gustarme gráfica o sonoramente, puede parecerme aburrido en el momento en el que manejo al personaje principal de turno. También puede resultar aburrido o mal construido el guión, pero esto no significa que deba lapidarse.

Supongo que los tiempos han cambiado, para bien o para mal, y con ello la forma de interpretar los videojuegos. Lo que no tengo tan claro, es que el público en general sepa captar los matices, separar cada apartado, y desarrollar una crítica objetiva de «X» videojuego.

Saber valorar

Este artículo viene motivado por un hecho concreto, lo vivido recientemente con The Last of Us Parte II. Para aquellos que no lo sepan, os cuento que el juego de Naughty Dog y Playstation sufrió lo que hoy denominan «review bombing» por parte de sus propios fans. No entraré en el debate de lo que fue su campaña de marketing, que daría para otro artículo completo.

La injusticia ha sido mayúscula. La nota en Metacrític por parte del usuario no pasaba del 4, y rápidamente otros muchos se apresuraron a subirla a base de dieces. Aquí es donde entra en juego la verdadera capacidad crítica de la que hablaba anteriormente. The Last of Us Parte II lo tenía muy fácil para contentar a los fans del primer juego, pero es cierto que erró torpe e inexplicablemente en su arco narrativo. Aún así, un servidor lo ha jugado, y puedo asegurar que transmite buenas sensaciones a los mandos. No es lo más complejo del mundo, ni va a suponer una revolución, pero tiene sus virtudes.

Por decir algunos puntos fuertes, gráficamente está en el techo de lo que puede dar de sí una PS4, y tanto la exploración como muchas de las situaciones que se dan en el videojuego son fantásticas. Los tiroteos y ejecuciones también son divertidos. Sin embargo, muchas de las personas que lo jugaron, no dudaron en ponerle una nota entre el 0 y el 4 porque sucedía esto o aquello con los personajes. Hay que sumar la problemática de que Metacritic no emplea el mismo mecanismo que Steam, en el que es necesario tener el juego y haberlo jugado para opinar y puntuar.

Critiquemos con cabeza

Tengamos más conciencia y sepamos ver todo lo bueno y todo lo malo de los videojuegos. Con la última aventura de Naughty Dog existe una gran variedad de opiniones, pero siendo objetivos, la obra es mastodóntica. Es obvio que rebosa calidad, y es por eso que personalmente le daría una valoración entre el 6,5 y el 7. No es perfecto, ni quiero que esto se entienda como un intento de salvar a Naughty Dog, pues podría sucederle a cualquiera.

Lo que intento con este artículo, es concienciar a aquellos que me estéis leyendo de que los videojuegos pueden no ser perfectos. Pueden no cumplir nuestras expectativas, pero más allá de si os gusta o no el guión, de si se ve gráficamente inferior a lo que esperabais, no caigáis en el error de quedaros anclados ahí. Hay mucho trabajo e ilusión puestos en ellos. La historia en los videojuegos no lo es todo.

Acerca del autor

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He viajado a mundos que jamás creeríais, acabado con enemigos que escapan a todo misticismo. He sentido mi pulso acelerarse con cada batalla, y el suspiro de quien sabe que tendrá que volver a levantarse. Siempre hay un villano esperando y una aventura a la vuelta de la esquina.

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