Análisis de Death by Scrolling: el capitalismo pixelado en la muerte

Death by Scrolling

Death by Scrolling es el último videojuego de Ron Gilbert (Monkey Island), desarrollado por Terrible Toybox NZ. El juego parte de una premisa tan absurda como brillante, por algún motivo estamos en el purgatorio, y la única forma de salir es pagando una cantidad de dinero a la compañía que lo gestiona. Porque, cómo no, tenía que haber una empresa a la que no le importas en absoluto y que solo quiere tu dinero, incluso después de muerto (si es que realmente lo estamos y esto no es solo otra forma más de sacárnoslo).

Jugablemente, Death by Scrolling es un RPG roguelike de desplazamiento vertical, en el que nos movemos por un mapa procedural que avanza constantemente. Si terminamos cayendo hasta la parte inferior de la pantalla, moriremos. Como en todo roguelike, si caemos en combate comenzamos desde cero, aunque mantendremos ciertas mejoras que hayamos desbloqueado. El juego ofrece tres niveles de dificultad entre los que podemos elegir.

La jugabilidad de Death by Scrolling

Durante las partidas, iremos reuniendo monedas, alternando entre armas de fuego y cuerpo a cuerpo, que se van desgastando con el uso, y mejorando a nuestros personajes, cada uno con sus propias habilidades. Todo esto mientras escapamos de la parca (o de las parcas, según el momento), eliminamos a una buena variedad de enemigos, esquivamos trampas y activamos mecanismos (o incluso caminamos sobre el agua) con el objetivo final de cruzar el río en barca.

Cuando llegamos al final del nivel, encontramos un punto de control donde obtenemos una mejora aleatoria y podemos hablar con varios personajes. Algunos nos darán misiones secundarias, que pueden completarse en el mismo bioma o en otros diferentes. Por ejemplo, si nos piden hielo, no lo encontraremos en el bioma del bosque, sino que tendremos que avanzar hasta el de la nieve. Cada bioma tiene su propia dificultad y recompensas, por ejemplo, el bosque es el más sencillo, pero con menos objetos, mientras que el bioma nevado es más complejo, aunque ofrece recompensas más interesantes.

Algo importante es que iremos encontrando gemas azules, que podemos usar en los puntos de control para comprar mejoras permanentes y seguir progresando. Eso sí, en las dificultades más bajas, esta progresión puede sentirse demasiado lenta, por lo que recomiendo jugar directamente en la máxima dificultad para disfrutarlo al completo.

Apartado audiovisual y técnico

En cuanto al apartado audiovisual y técnico, el juego presenta un pixel art muy atractivo, acompañado de efectos de sonido que encajan perfectamente con su estilo.

Por otro lado, solo cuenta con un tema musical de metal, lo que puede hacer que la banda sonora se vuelva algo repetitiva con el tiempo.

A nivel técnico, el juego carece prácticamente de opciones gráficas, pero se mueve fluido y sin problemas, algo que se agradece.

En definitiva…

En definitiva, Death by Scrolling es un juego divertido y con personalidad, aunque si no te gusta el género, puede volverse repetitivo o frustrante, especialmente en las dificultades más bajas, donde la progresión se siente más lenta. Además, no hay duda de que actualmente hay una saturación real de videojuegos de este estilo, por lo que es difícil destacar. Aun así, es una experiencia recomendable que nos dará horas y horas de diversión, sobre todo a los fans de los roguelikes.

En adición, se nota el toque de Ron Gilbert en el humor del juego, desde la premisa del purgatorio hasta los nombres de los personajes, lo que le da una identidad muy particular y, sin duda, un punto muy positivo que lo diferencia del resto.

Antes de terminar, dar las gracias a Terrible Toybox NZ y MicroPose Software por cedernos la clave necesaria para la realización de este análisis. Recordad seguirnos en Área Xbox para manteneros informados de todas las novedades del mundo del videojuego.

Death by Scrolling

8

Nota

8.0/10

Pro.

  • El humor de Ron Gilbert
  • Es muy divertido

Contra.

  • Puede hacerse repetitivo
  • Un sólo tema musical

Acerca del autor

Hago cosas... Es el vecino el que elige al meme y es el meme el que quiere que sean los vecinos el meme

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