El género de las aventuras gráficas posiblemente sea uno de los más longevos que existen en esto de los videojuegos. Si eres de los que peinas canas, muy posiblemente títulos como Monkey Island, Maniac Mansion o Day of the Tentacle te saquen aún una sonrisa recordando los buenos momentos que nos proporcionaron en su día. Y si en 1993 tenías un ordenador y le dabas a esto que ahora llaman “gaming”, muy posiblemente jugaste a Simon The Sorcerer. Habiendo pasado nada más y nada menos que 32 años desde su estreno original, hoy tengo el placer de traeros mi análisis de Simon The Sorcerer Origins, una nueva entrega en la franquicia que llega en forma de precuela tras el largo letargo de la serie.
Para ubicar a Simon The Sorcerer Origins dentro de la franquicia, hablamos de la precuela del primer juego lanzado en 1993. En este título se opta por ser precuela, pero creo que se ha optado también por darle ese toque nostálgico que tanto encandila a los fans. Sin intención de hacer mucho spoiler, la historia arrastrará a Simon a una aventura por recoger 5 tomos de un libro y hacer frente a “el malo de la película”, Sórdido.


Una historia que actúa como precuela
La historia se sigue con interés y creo que une bastante bien lo que se ve en pantalla. En ocasiones, el cómo se cuenta una historia puede hacer que el jugador desconecte de la misma. En este caso, no llega a ocurrir esto, a pesar de la constante ruptura de la cuarta pared con el jugador. Si bien hay momentos en los que el ritmo se hace más lento, todo queda amenizado por los constantes chascarrillos de todos los personajes, especialmente Simon.
Y creo que este es uno de sus puntos fuertes: el tono y el humor socarrón que destila toda la obra. A lo largo de toda la aventura, veremos a un Simon algo sinvergüenza y descarado, cosa que favorecerán las distintas situaciones que acabarán siendo muy disparatadas. Pero no sólo en la fuerza del personaje reside este estilo y este humor. Cualquier otro de los secundarios ayuda a ese tono desenfadado y que seguro que te sacará una carcajada.


Análisis de Simon The Sorcerer Origins: Jugabilidad clásica
Pero vayamos a lo jugable en este análisis de Simon The Sorcerer Origins. He de decir que en lo tocante puramente a la jugabilidad, el juego sigue a pies juntillas el esquema clásico de todas las aventuras gráficas de los 90 y 2000.
Así pues, controlando al personaje con el ratón (por haberlo jugado en PC en este caso), tocará desplazarnos por distintos escenarios, recogiendo objetos y guardándolos en el inventario. Esos mismos objetos (combinables entre sí, como no) serán útiles con ciertos puntos del escenario y se resolverán así los puzles que nos impiden avanzar en nuestra historia.
El breve tutorial que tendremos al inicio de la partida te refrescará los conceptos si eres uno de esos jugadores que se han mantenido alejados del género durante mucho tiempo. Para los menos experimentados, se agradecerá que el juego, pulsando un botón te revele todos los “hotspots”, es decir, todos los puntos del escenario con los que podrás interactuar. Se evita así lo que para muchos es una tediosa tarea de “pixel-hunting” para dar con el punto exacto en los que podemos interactuar.


Adaptado para todos los públicos
Otra de las mejoras que se agradece para aquellos menos experimentados es el hecho de que una vez un objeto ha cumplido su misión, desaparezca del inventario. Muchas son las aventuras gráficas que no lo hacen y mantiene ciertos objetos en el inventario que acaban siendo basura.
Lo que me ha parecido un acierto, y que añade algo de profundidad a la ya manida jugabilidad de una aventura gráfica, es el tema de los hechizos. Al final Simon es un aprendiz de mago y podremos hacer hechizos, por ejemplo, de fuego. Ese mismo hechizo se “convierte” en un “botón” más al abrir el inventario y dará juego con los objetos que ya tengamos o con el propio escenario.
Como digo, se añade profundidad y algo de complejidad. He de decir que la curva de dificultad, aun estando bien medida, requerirá de cierta pericia por tu parte. Por suerte, la mayoría de los puzles están bien hechos y se sienten lo suficientemente cohesionados como para que no acabes tirando del viejo mecanismo de prueba-error en las que muchas aventuras recaen.

Audiovisualmente elaborado y con un gran humor
En cuanto al apartado audiovisual, creo que, de manera casi inherente al género, no se trata de un título con unos gráficos que impresionen. Ni lo hace ni lo necesita. Aquí el encanto reside no en la espectacularidad si no en el mimo que destilan ciertos detalles y ciertas animaciones. Se nota que la importancia de la puesta en escena ha sido uno de los puntos en los que más ha querido destacar el estudio.
Y no me gustaría acabar este análisis sin dejar claro uno de los aspectos que más me ha gustado: su humor. Ya os he hablado antes del carácter “socarrón” de Simon. Pero el juego no sólo se limita a eso, sino que inunda toda la historia (que mínimo te durará 10 horas y algo más dependiendo de tu habilidad) de detalles tanto para los más jóvenes como los más viejos del lugar. Referencias a temas actuales como Juego de Tronos y demás referencias, hacen que (salvo cuando te atasques en un puzle) estés permanentemente con una sonrisilla en la boca.


Análisis de Simon The Sorcerer Origins: Conclusiones
Así pues, y entrando ya en las conclusiones de este análisis de Simon The Sorcerer Origins, he de decir que, si te gustan las aventuras gráficas, lánzate a por el juego de cabeza. Si eres fan de la saga, seguro que ni lo dudarás, pero si estás dudando en jugarlo, creo que su humor gamberro, su jugabilidad clásica y su historia, harán que sea una apuesta segura para aquellos que disfruten de las aventuras gráficas de los 90 adaptada a los tiempos de hoy en día.
