Corría el año 2009 cuando EA, de la mano del equipo de desarrollo de Bioware, lanzó al mercado Dragon Age: Origins. El estudio canadiense ya había desarrollado anteriormente títulos de sobrenombre en el género del rol, como por ejemplo KOTOR (2003) o Mass Effect (2007). En esta ocasión, tocaba el turno de un juego de rol al estilo occidental. Ambientado en los libros más clásicos sobre fantasía medieval, siendo protagonistas las razas, entre otras; de humanos, elfos o enanos. Pero un estudio con experiencia ya por aquel entonces no bastaba para que el resultado fuese el deseado, por ello quisieron realizar un sistema de combate que combinaba tanto la estrategia como la acción en tiempo real. Esto fue, sin lugar a dudas, un éxito rotundo.
Con el éxito de Origins, llegaron posteriormente su expansión, Awakening (que expandía el mundo visto ya en el primer Dragon Age), Dragon Age II y su última obra más reciente, Dragon Age: Inquisition (sin olvidarnos de Heroes of Dragon Age para móviles). La saga ha evolucionado más hacia el género de los ARPG. Esto para muchos aficionados ha sido negativo, mientras que también ha atraído a nuevos jugadores a la saga. En este artículo, vamos a repasar la saga principal juego por juego, diferenciando aquellos aspectos que los hacen únicos. Pero, antes de ello, os dejamos un desglose con las notas medias recogidas en Metacritic:
- Dragon Age: Origins – Metascore: 86
- Dragon Age II – Metascore: 79
- Dragon Age Inquisition – Metascore: 85
Dragon Age: Origins
El origen de todo lo encontramos en esta primera obra (lanzada el 5 de noviembre de 2009), que basándose en la clásica selección de personajes, nos permitía elegir entre tres razas (humanos, enanos y elfos). Dentro de cada raza, podíamos seleccionar entre otras tres clases: Guerrero, Mago o Pícaro. La diferencia con la que contaba esto con respecto a otros juegos del género, era su prólogo. Este, marcaría la historia que tendríamos en el resto de la aventura. Dependiendo de nuestro propio origen, podríamos asumir unas situaciones de una manera u otra incluso en las conversaciones con los distintos NPC.
Con respecto a la trama principal y a los personajes, estos son tratados con el cariño con el que generalmente los suele tratar el equipo de Bioware. Los personajes contaban con su propia personalidad e incluso nos inducían a tomar una serie de decisiones. Las posibilidades que nuestro protagonista nos otorgaba gracias a su origen hacían que cada partida se sintiese distinta (aumentando exponencialmente la rejugabilidad). El mapa estaba dividido en una serie de regiones, de las cuales se sucederán zonas en las que tendremos que combatir (entre trayectos), mientras que otras las iremos desbloqueando a través de sus espacios principales. Sus centros neurálgicos estaban llenos de acciones interesantes que realizar, además de personajes carismáticos.
En cuanto el combate y dependiendo de la clase que hubiésemos seleccionado, nos especializábamos en una serie de cuatro nuevos estilos por clase que podíamos combinar entre si. Aunque hubiésemos elegido una clase que tuviese un mejor manejo de un arma determinada, esto no sería un impedimento para poder portarla. Como comentamos anteriormente, aquí el sistema de combate brillaba por la posibilidad de poder detener la acción. Pudiendo dar órdenes a nuestros aliados, además de a nuestro avatar principal. Esto provoca unas sinergias y una perspectiva de la batalla muy amplias, haciéndose más que recomendable utilizar esta mecánica para avanzar en el juego con éxito.
Dragon Age II
Su segunda entrega salió al mercado el 11 de marzo de 2011. Para muchos, fue un paso atrás con respecto a su primera entrega ya que carecía de muchas posibilidades que poseía su antecesor. Con un prólogo más nominal, aquí se centraba más en un protagonista en concreto, por lo que no habría razas para seleccionar (seremos humanos) y repiten las mismas 3 clases anteriores. La historia giraba alrededor de una urbe bastante bien construida, pudiendo salir de ella; aunque el diseño de estos escenarios era demasiado laberíntico y vacío. Los personajes seguían cumpliendo funciones similares a las de su antecesor.
En cuanto al combate, se quiso focalizar más en un estilo directo y menos estratégico. Pero esto no quería decir que no pudiésemos jugarlo de una manera similar a Origins. Su giro más hacia la acción en tiempo real y la espectacularidad sesgó algunas características como el poder portar cualquier tipo de arma. Se profundizó mucho más en el árbol de habilidades de nuestro personaje, pudiendo personalizar nuestro estilo de combate al gusto. En cualquier caso, el cambio de estilo no le sentó del todo mal, aunque es cierto que dejó de ser un juego de estrategia táctica como muchos fans hubiesen deseado para esta segunda entrega.
Dragon Age: Inquisition
El 20 de noviembre de 2014 se lanzó Dragon Age: Inquisition. Lo que correspondería a una tercera entrega numerada, quiso volver un poco a la senda de su primera entrega en algunos aspectos. Ahora, podíamos seleccionar otra vez distintas razas, añadiéndose una nueva a mayores que en Origins. Aunque en este último título pierde bastante peso la historia de nuestro personaje, queriendo transformar su historia en la nuestra en su totalidad. Por ello, se pierde la caracterización que solían tener los demás personajes principales de las anteriores entregas.
Aquí los personajes toman un punto más sentimental, aunque eso no quiere decir que vayamos a quedarnos con ellos grabados en nuestra mente. En cualquier caso, empatizábamos más con ellos y ya no solamente mostraban una opinión aislada sobre nuestras acciones. El mapa de juego también se dividía por zonas, estas muy grandes (algunas de ellas demasiado), aunque las zonas principales sí estaban muy bien construidas.
El sistema de combate de Dragon Age: Inquisition se trataba de un híbrido entre sus dos anteriores entregas. Aunque vería recortadas claramente sus posibilidades estratégicas, haciendo que sus acciones fuesen más automáticas. Los combates se volvieron más espectaculares gracias a un apartado técnico y artístico realmente impactante. Las habilidades y sus correspondientes árboles también se simplificaron, y esto quizás otorgó menos posibilidades en el combate. Se añadió la facultad de modificar algunas piezas que portaba nuestro personaje, así como las espadas o las distintas armas.
¿Qué podemos esperar de The Veilguard?
Tras el repaso sobre la saga Dragon Age, sabemos que esta inminente cuarta entrega potenciará todos los aspectos que Inquisition ya propuso en su momento. Hace 10 años que no tenemos un título de la saga, por lo que las expectativas son demasiado altas. Sabemos que el título va a oscilar más hacia los ARPG, con un estilo de combate actual y profundo. El mundo se podrá explotar definitivamente, y lo visto en los tráilers hacen pensar que artísticamente estará a otro nivel. Nos preguntamos entonces: ¿Será Dragon Age: The Veilguard el juego definitivo de la saga?
El próximo 31 octubre tendremos a nuestra disposición esta nueva entrega para Xbox Series X/S, PS5 y PC. Siendo nosotros mismos quien juzgue si está a la altura de esta legendaria saga o no. Quédate y sigue informándote de la actualidad de Dragon Age (y otros muchos juegos) en nuestra página web mediante el siguiente enlace.
Acerca del autor
Siempre me ha gustado jugar a videojuegos y leer artículos sobre ellos, ¿Por qué no escribir?