Lanzado el pasado 8 de febrero en consolas y PC, The Inquisitor es un juego desarrollado por el estudio polaco The Dust. A pesar de que sus miembros han trabajado en otros proyectos, es éste su primer videojuego bajo este estudio y, de la mano de Kalypso, acaban de editar este juego de aventura y mezcla de otros géneros del que, si me acompañáis en este análisis, os hablaré en este análisis.
Reconozco que me picó bastante la curiosidad cuando iba viendo los diferentes tráileres promocionales y que la premisa del juego era, cuanto menos, curiosa. The Inquisitor nos sitúa en la piel del inquisidor Mordimer Madderdin y se ambienta en una realidad alternativa en cuanto a la religión se refiere. De hecho, el lore y la ambientación se basa en la saga de novelas de fantasía de Jacek Piekara, en la que según ella, Jesús no murió en la cruz y bajó de ella para hacer justicia con una furia desmedida hacia todos los infieles. Siglos después de ese hecho, aún quedan en el mundo fervientes inquisidores que imponen la fe de forma salvaje.
Sobre la historia…
Y nosotros seremos uno de ellos. Nuestra misión nos lleva a esclarecer unos asuntos relacionados con los rumores de la aparición de un vampiro en la ciudad de Königstein. Al poco de hacer nuestra llegada, ya empezaremos a ver como extraños sucesos ocurren en el pueblo y será nuestra misión ejercer de investigador y ver como se van revelando los hechos en los que se mezclan poder, religión, brujería y demás.
A nivel de historia, creo que es este el punto más fuerte del juego. La trama se sigue con interés y, aunque siempre sabremos lo que hemos de hacer, siempre te quedarás con ganas de saber más sobre lo que está ocurriendo. Sin querer entrar en el pantanoso terreno del spoiler, sólo podemos decir que, además de varios finales, el juego tiene preparado algún giro de guion que, sin ser espectacular, si que hace que quieras seguir sabiendo como se desarrolla la trama.
Sobre su jugabilidad…
En lo jugable, el juego podría asemejarse bastante al primer The Witcher, por el movimiento del personaje y por el combate. Con una vista en tercera persona, recorreremos las calles del pueblo y alrededores para interactuar con diálogos con otros personajes.
Pero si la palabra no lo soluciona, lo harán las armas. El combate es algo simple y contaremos con la disposición clásica de un juego de acción en tercera persona: ataque fuerte, débil, esquiva y guardia. Lo he sentido poco profundo y, realmente, con tan solo el ataque débil repetido rápidamente servía para eliminar a casi cualquier oponente. No hay habilidades ni armas que escoger, tan sólo la misma espada y los mismos movimientos.
Su exploración y los puzles
Afortunadamente, no pasaremos mucho rato combatiendo, sino que más bien lo que haremos será recorrer el mapa del punto A al punto B para poder avanzar en la historia. Precisamente para avanzar, el protagonista podrá rezar y ello revelará la dirección a donde tenemos que ir, simplificando aún más la tarea y anulando cualquier sentido de exploración. Por supuesto que podrás ir por donde quieras, pero la única recompensa serán los coleccionables en formas de historias esparcidas por el mundo.
Además de hablar con los distintos personajes con diálogos en los que tendremos distintas opciones de respuesta, tendremos alguna (aunque escasa) sección de puzles, en los que girando algún mecanismo y con los clásicas mecánicas vistas ya en otros juegos, deberemos dar con la clave de ese acertijo para poder avanzar en la historia. Dichos puzles son sencillos pero están bien integrados en la historia. También serán lógicos y aunque no nos expliquen nada al respecto, sabrás lo que tienes que hacer enseguida.
Escuchas y Quick Time events
Otra constante a lo largo de todo el juego son las secciones QTE (Quick Time Events). En varias ocasiones deberemos estar atento y presionar los botones que el juego nos indica en pantalla. Tenemos unas ventanas de respuesta amables y no son para nada complejos. Personalmente, no me siento incómodo con estas mecánicas, pero puedo entender que haya gente que las considere un atraso.
Además, también habrá secciones en las que tendremos que sentarnos en un banco y escuchar conversaciones ajenas. En definitiva, mecánicas que, aunque simples, añaden algo de variedad a una jugabilidad ya de por si simple.
En The Inquisitor también tenemos sigilo
Además de las mecánicas comentadas anteriormente, nuestro Inquisidor, ante algún misterio que se nos resista, viajará al “Otro Mundo”, un lugar en el que nuestro alter ego viajará en una suerte de viaje astral y deberemos recoger fragmentos de algún recuerdo/escena vivida por los personajes.
En este “Otro Mundo”, empezaremos en una suerte de base y se ramificará hacia varios escenarios en los que deberemos recuperar fragmentos. Pero tendremos enemigos a los que evitar y el juego nos recomendará que tiremos de sigilo. Cada enemigo tendrá un cono de visión que, al vernos, rellenará un medidor. Si éste se llena, no nos quedará otra que luchar. También tendremos una especie de “sombra” o “foco” superior al que habrá que evitar.
He de decir que, a pesar de aportar algo de variedad a la propuesta global del juego y añadir nuevas mecánicas, con el paso de las horas y en las 7 ocasiones que deberemos viajar forzadamente ahí, se acaba haciendo algo repetitivo y sus mecánicas de sigilo son algo simples.
Audiovisual y Rendimiento
En lo tocante al aspecto audiovisual, creo que sin duda es este su peor aspecto. El juego no parece “digno” de haber salido en esta generación y se podría ubicar perfectamente unas generaciones atrás. Entendemos lo difícil que es hacer un videojuego y todo el trabajo que hay detrás, pero detalles como que por ejemplo al beber un vaso/botella haya un gran espacio entre el vaso y la boca y que no se vea el líquido, son detalles que denotan esa inexperiencia por parte del estudio.
Además, los rostros faciales necesitan mucho más trabajo y las expresiones y movimientos dejan mucho que desear. Por el contrario, todo lo relativo a la recreación de la ciudad e incluso de los interiores, nos ha parecido muy superior.
En cuanto al rendimiento, el juego tiene caídas de frames y parece que también le falta algo de pulido en este aspecto. Eso sí, no he sufrido ningún bug en las 10 horas que me ha durado la partida. La versión jugada en Xbox Series X ha funcionado bien y el uso del Quick Resume es compatible con este juego que, por cierto, cuenta con autoguardado.
The Inquisitor: Conclusiones
En definitiva, The Inquisitor nos ha gustado por su historia y por la trama pero, en ciertos aspectos, se siente como un juego de muchos años atrás en los que se mezclan varias mecánicas para aportar algo de variedad al conjunto. Ninguna de estas mecánicas está mal ejecutada pero, por conta, tampoco brillan e innovan. Recomendable si buscas una historia interesante con una base narrativa curiosa y una ambientación oscura.