Dolmen, es uno de esos lanzamientos que intenta hacer suyo un género que cada vez es más frecuente, los soulslike. Un género que como bien sabemos nace a partir de las obras de FromSoftware. El estudio nipón con sus múltiples obras ha generado un una fiebre que hace que cada vez tengamos más imitadores de esta fórmula mágica. Tal ha sido esta fiebre, que tenemos un género exclusivo para este tipo de juegos. Títulos que cuentan con una dificultad endiablada, con caminos y atajos que encajan a la perfección en su complejo mundo. A la vez contamos con mundos devastados, historias crípticas y un sistema de combate y progresión muy particular.
A gran parte de estas estrategias se agarra Dolmen. La obra desarrollada por Massive Work Studio y que viene bajo el sello de Prime Matter, intenta sumarle a todo lo anterior su toque personal. Un toque que en esta ocasión pasa por el terror, o al menos un ambiente que trata de ser opresivo para el jugador. Para ello, el juego nos lleva a un universo de ciencia ficción en el que la humanidad ya ha comenzado su carrera por el espacio. Llegando a un sistema conocido como Reviam. Este sistema emitió una radiación diferente a otros sistemas, sugiriendo la posibilidad de otros universos. Esta posibilidad parece estar estrechamente ligada a unos cristales como dolmen.
Ahora con todo esto, nuestro trabajo será lanzarnos al planeta de Revion Prime para acabar con las especies extra dimensionales que han aparecido, además de recuperar muestras de estos cristales. Con esta premisa comienza nuestra aventura. Si quieres conocer todos sus detalles no te pierdas el siguiente análisis.
Dolmen el noveno pasajero
Lo primero que llama la atención de este título es su marcado apartado artístico. Dolmen, intenta crear ese ambiente de terror a través de una atmósfera que recuerda de forma automática a Alien y en muchas ocasiones a un clásico del mundo videojueguil como es Dead Space. Sin embargo, sus escenarios durante muchas momentos se tornan algo planos al intentar imitar el interior de las instalaciones del planeta. Eso sí, siempre manteniendo un tono oscuro, contando con cadáveres y rastros de sangre repartidos por sus estancias.
Dicho esto, el arte del juego se irá tornando más marcado con el avance de la aventura, encontrándonos con escenarios propios del arte de H.R. Giger. No obstante, en muchas ocasiones, tendrás en la mente esa sensación de «ya he estado aquí antes». Y es que, en muchas ocasiones encontraremos zonas literalmente idénticas, más aún cuando estemos en estancias que tienen ese look de nave, con sus diferentes compuertas y demás. Adicionalmente, su apartado sonoro no es especialmente llamativo aunque cumple su función. Además, es de agradecer que un juego de este presupuesto nos haya llegado traducido a nuestro idioma.
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Acompañando a estos escenarios y dirección artística, nos topamos con unas criaturas que no logran resaltar. Podría decir que Dolmen intenta hacer algo diferente, pero la realidad es que está lejos de conseguirlo. Sus monstruos y criaturas cumplen en muchas ocasiones con estereotipos, siendo un ejemplo el típico zombi o la criatura voladora que hemos visto en muchas otras ocasiones. Quizás sea un detalle menor, pero hace que cuando estés jugando sientas que no hay nada nueva en esta propuesta. Es muy probable que a esto se le sume las similitudes con otro título indie como Hellpoint o el parecido de nuestro personaje con Isaac Clarke.
Mecánicas clásicas
Dejando esto a un lado, si nos focalizamos en lo que ocurre cuando nos ponemos a los mandos, encontraremos lo siguiente. En primer lugar, el juego nos da la posibilidad de crear un personaje en torno a una serie de clases, contando cada una de ellas con unos atributos y armas únicas. Una de las características de este título es el hecho de poder usar armas de fuego. Un detalle que se hace interesante gracias a la inclusión de propiedades elementales (fuego, hielo, ácido…) y el uso de la energía. Este último concepto es posiblemente lo más interesante dentro de las propuestas de Dolmen.
La energía, aparece representada como una barra de color azul que acompaña a la resistencia de nuestro personaje y a la vida del mismo. El consumo de energía nos permitirá atacar a distancia, aunque también nos dará la opción de recuperar nuestra salud. Esto hace que tengamos que gestionarla de forma adecuada para poder superar las dificultades de nuestra aventuras. Ahora bien, podremos recuperarla empleando baterías, las cuales actúan igual que los míticos frascos de estus de Dark Souls. Es decir, se regenerarán cuando muramos o bien cuando toquemos una baliza. Aunque no lo hemos hablado hasta ahora, las balizas tienen la misma funcionalidad que las hogueras, aunque para poder subir nivel tendremos que acudir a nuestra nave. Cabe remarcar que, como es costumbre , si morimos tendremos que ir a buscar nuestro cuerpo para recuperar nuestros consumibles.
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Dicho esto, en cuanto al combate encontramos algo bastante estándar, aunque tiene cierta profundidad gracias a los estados elementales y el uso de armas a larga distancia. Como es habitual, contaremos con un golpe rápido y otro pesado, además de un poderoso ataque en salto. También podremos cubrirnos o realizar parrys si logramos hacerlo en el último momento. Adicionalmente, como hemos mencionado, las armas, principalmente las a distancia, propagarán estados alterados en nuestros enemigos en base a sus debilidades elementales. Con ello, consiguiremos un aumento de nuestro daño.
Descubriendo Revion Prime
Durante nuestro periplo en Revion Prime, tenemos bastantes cosas que son necesarias para intentar crear un mapeado conectado tal y como lo logran las obras de FromSoftware. Así pues, tendremos acceso a diferentes atajos, así como caminos secretos o secundarios. Todo ello se halla en sus escenarios y es fundamental descubrirlos ya que no contamos con mapa ni con una posibilidad de teletransportarnos a localizaciones pasadas. Dicho esto, creo que este último punto no es algo especialmente positivo y puede resultar tedioso en muchas ocasiones.
En sí, el juego intenta mostrarnos un mapeado complejo, pero la sensación que me transmite es que nunca logra alcanzarlo. Principalmente por las dificultades presentadas por su estilo artístico. El hecho de que todo se «vea igual», hace que la exploración pierda muchos enteros.
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Ya en este punto, creo que es necesario hablar de la dificultad que acompaña a Dolmen. En este sentido, el juego cumple con los estándares habituales en este tipo de juegos, es un título en el que cualquier enemigo podrá acabar contigo con unos pocos golpes si no estás atento. Si es cierto que mecánicamente no he encontrado criaturas especialmente desafiantes, pero el juego intenta suplirlo poniendo un buen puñado de enemigos en cada estancia. Por otro lado, sus combates contra jefes, la gran corona a la que aspiran todos los juegos de este género, ¿Cómo se sienten?
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La verdad que en este aspecto tengo un sabor agridulce. Hay combates que me han resultado muy interesantes con buenas ideas y mecánicas y otros que me han resultado excesivamente tediosos. Esquivar los ataques de un enemigos durante dos minutos sin poder hacer nada más que correr hasta que cambie de fase, me parece una exageración por ejemplo. Creo que son cuestiones en las que el equipo debe trabajar y balancear. Algo que por lo que sabemos están realizando.
La complejidad no es una virtud
Dejando esto a un lado, tengo que resaltar una de las cuestiones que menos me han gustado del juego, su complejidad. Últimamente, es común pensar que cuantas más cosas tenga un juego, mejor será su resultado final y no. Me temo que esto no podría ser más erróneo. Cuando hablo de complejidad hago referencia a la cantidad de números y valores que nos muestra en pantalla Dolmen. Y es que, no queda nada claro en qué influye cada uno de ellos y puede resultar un tanto caótico. En su afán de diferenciarse del afamado Dark Souls, el equipo ha intentado jugar esta carta. No obstante, el resultado no es para nada el deseado.
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Fruto de este concepto de cuanto más mejor, el juego añade un sistema de crafteo con el que podremos crear equipamiento. Dependiendo de la facción a la que pertenezca nuestro equipamiento, podremos obtener unas ventajas u otras. Por lo que siempre será interesante llevar conjuntos de la misma facción. Además de esto, el juego intenta darle un sentido a los cristales de dolmen, permitiendo al jugador repetir combates contra jefes a cambio de los mismo. Una mecánica que me ha parecido interesante ya que nos permitirá volver a disfrutar de sus jefes.
Igualmente, el juego nos ofrece la posibilidad de combatir a estos jefes en cooperativo. Justo antes de estos combates tendremos una especie de consola con la que podremos activar su modo multijugador.
Problemas técnicos
Para ir finalizando este análisis tenemos que hablar del apartado técnico del juego. Dolmen, es un juego que en cierto modo navega entre las aguas de un doble A y un indie. Esto hace que obviamente las exigencias técnicas no pueden ser excesivamente altas. Igualmente, a simple vista el juego no luce del todo mal, sin embargo, trae consigo algunos problemas de rendimiento que deben ser señalados. Uno de los principales es su problema con el framerate en su modo calidad. En esta modalidad gráfica el juego es incapaz de alcanzar los 30 FPS. Un resultado sumamente pobre si tenemos en cuenta la calidad gráfica del título.
De igual forma nos hemos topado con algún que otro error molesto, como que los ataques de los enemigos atraviesen columnas o bien nos golpeen de forma muy arbitraria.
En definitiva Dolmen…
Dolmen es otro de esos títulos que intenta imitar a las obras de FromSoftware, eso sí, intentando trasladar esta fórmula a un nuevo universo y con algunos conceptos originales. Sin duda alguna, uno de estos conceptos es el uso de la energía, posiblemente uno de los puntos únicos de este lanzamiento y que hace que sus combates tengan un punto estratégico adicional. Por otro lado, a pesar de este marcado apartado artístico, el juego no logra envolver al jugador con los parajes de Revion Prime, llegando en ocasiones a resultar repetitivo. En cuanto a su jugabilidad, el juego sigue todas las bases esperadas y añade el ya citado uso de la energía, pero también añade una complejidad en sus menús e interfaz que entorpecen la experiencia.
Finalmente, podemos concluir en que Dolmen intenta seguir los pasos de Dark Souls y en cierto modo lo consigue, pero le también muestra que el camino es muy largo.
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Acerca del autor
Psicólogo amante de los juegos cooperativos, el RPG y de disparar a todo aquello que se mueva.