Bendy Lone Wolf llega como una nueva oportunidad de volver al inquietante universo creado por Joey Drew Studios. En esta aventura encarnamos a Boris the Wolf, un personaje que debe adentrarse en los rincones más oscuros del estudio de animación para reunir recursos y mantenerse con vida, siempre con la amenaza constante del demonio de la tinta acechando en cada esquina. Aunque se presenta como novedad, en realidad estamos ante una remasterización del título independiente Boris and the Dark Survival, lanzado en 2020, que ahora regresa con mejoras y ajustes gráficos.
Para quien no conozca la saga, Bendy comenzó en 2017 con Bendy and the Ink Machine, un juego de terror en primera persona que destacó por su atmósfera oscura y su estilo artístico inspirado en los dibujos animados de los años treinta. Más adelante, en 2020, le tocó el turno a la versión original de Bendy Lone Wolf, como ya he comentado y, por último, en 2022, llegó Bendy and the Dark Revival. Hay que añadir también que hay un par de títulos más a la vuelta de la esquina, pero no vienen al caso en este análisis. Dentro de la saga, fue Boris quien se ganó un hueco especial entre los fans, hasta convertirse en protagonista de esta propuesta en solitario.

El demonio de la tinta
En Bendy Lone Wolf la amenaza principal es el demonio de la tinta, que logra impresionar en las primeras apariciones gracias a su imponente presencia. Sin embargo, con el tiempo se convierte en una molestia más que en una fuente de terror. Su inteligencia artificial es limitada, podemos ver que ignora ciertos estímulos y nos pierde de vista con bastante facilidad. Para que os hagáis una idea, cuando nos persigue, podemos escondernos en ciertos sitios para que nos pierda la pista. Basta con ocultarse a 1 metro de distancia para que nos olvide por completo, no hay una mecánica en la que, si te ve escondiéndote, te saque del escondite, lo que rompe bastante de la experiencia. Por desgracia, el demonio de la tinta deja de ser un peligro real tras varias horas de juego. Lo mismo ocurre con los enemigos secundarios, que comparten patrones básicos y carecen de variedad.
Una fórmula de supervivencia simple
Comenzamos con la jugabilidad, que ya adelanto que es un poco simple. La estructura jugable de Bendy Lone Wolf gira en torno a un ciclo constante de correr, reunir recursos, esconderse y escapar. La idea, sobre el papel, tiene potencial para ser un survival bastante tenso, pero en la práctica no da para mucho. Los niveles se generan de forma procedural, lo que garantiza cierta variedad en cada partida, pero la repetición de patrones en las 7 zonas disponibles y la ausencia de mecánicas diferenciadoras terminan generando monotonía.
El diseño de los mapas se vuelve más complejo a medida que avanzamos, con escenarios más grandes y laberínticos. Sin embargo, esta escala no siempre juega a favor, ya que resulta fácil perderse incluso utilizando bengalas. A eso se suma la falta de identidad propia en cada área, lo que acentúa la sensación de estar recorriendo pasillos muy similares una y otra vez.
En cuanto a la progresión, todo depende de encontrar objetos repartidos aleatoriamente, que pueden aparecer, o no, lo que genera un avance irregular y muy dependiente del azar. Ya sea para desbloquear nuevas armas, acceder a otras áreas o conseguir personajes jugables adicionales, siempre se repite la misma fórmula de búsqueda y recolección. Esto convierte la experiencia en una serie de misiones de recadero que acaban por diluir cualquier tensión o recompensa narrativa.

Apartado audiovisual
Un punto muy favorable de Bendy Lone Wolf, es su apartado artístico. Joey Drew Studios vuelve a demostrar su talento para construir un mundo oscuro con un estilo visual que recuerda a las animaciones clásicas, pero transformadas en una pesadilla retorcida. Los diseños dibujados a mano y el ambiente cargado funcionan muy bien, y la música acompaña con temas más calmados en los refugios y otros más tensos cuando el peligro acecha. Por otro lado, repartidos por los escenarios encontraremos diferentes cintas de audio, que aportan contexto y ayudan a dar más profundidad a la historia, además de estar bien interpretadas.
Conclusión
Bendy Lone Wolf es un juego que cuenta con todos los ingredientes para brillar dentro del survival, cuenta con una ambientación única, un personaje carismático y un universo con un gran potencial narrativo. Sin embargo, sus limitaciones en el diseño de niveles, la dependencia excesiva del azar y la poca variedad en su jugabilidad hacen que la experiencia se sienta repetitiva y, en muchos tramos, poco inspirada, además, de tener una inteligencia artificial relativamente básica para los enemigos.
Aun con esto, Bendy Lone Wolf es divertido. Es una propuesta recomendable para los fans más fieles de la saga, que disfrutarán explorando cada rincón del estudio y profundizando en el trasfondo de Boris. No obstante, no es para quienes busquen un survival más complejo o verdaderamente aterrador.
Antes de terminar, agradecer a Joey Drew Studios por cedernos la clave necesaria para hacer este análisis. Recordad seguirnos en Área Xbox para manteneros informados de todas las novedades del mundo del videojuego.
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