Despelote es un juego muy particular. Ha sido realizado por apenas unas pocas personas de Ecuador que, de hecho, ni siquiera se han constituido como estudio propio, aunque en colaboración con Panic, como publisher. Ha sido lanzado este año 2025 y ha recibido, ya desde su desarrollo, múltiples premios y buenas reseñas en los diferentes medios. De hecho, Julián, quien podría considerarse el desarrollador principal, también es el protagonista de la historia. ¿Estará a la altura de su reputación este pequeño juego? Querríamos decir que sí, pero, en nuestra opinión, no es el caso. Despelote está disponible en Steam, Playstation y Xbox.
Despelote: La emoción de todo un país
Como avanzábamos, Despelote nos pone en la piel de Julián. Pero no en el Julián actual, sino en el de ocho años. En plena segunda mitad de 2001, veremos a través de los ojos de este niño cómo Ecuador, por primera vez en su historia, se clasificaba para el Mundial de fútbol. Viviremos, a modo de capítulos, los diferentes partidos que llevaron a ello, y qué estaba haciendo el propio Julián en cada uno de ellos, que podremos ir viendo y oyendo de fondo.
En puntos concretos tendremos momentos extra, con fragmentos de la vida futura de Julián y una ruptura extrema de la cuarta pared de cara al final del título. Sin embargo, tememos decir que no compartimos las opiniones del resto de compañeros de la prensa, pues, a nuestro entender, la historia queda muy coja. Es evidente que hay una gran pasión tras el desarrollo, y que el mismo es muy personal, pero la propia narrativa flojea en muchos aspectos.
En primer lugar, lo importante: La clasificación de Ecuador. Si ese es el foco central, ¿por qué, salvo el último, apenas se sienten los partidos como lo verdaderamente relevante? Si, por otro lado, queremos poner el foco en la situación político-económica que se vivía en el país en esos meses, tampoco es que se haga nada con ello. En cuanto al propio Julián, vive una situación delicada con sus padres, su hermana y el resto del niños del barrio, a los que luego vemos más mayores. Sin embargo, tampoco vemos verdaderas interacciones entre ellos hasta esos momentos, ni hay evolución alguna en sus relaciones. Nos perdemos todos los puntos relevantes de esos meses en pos de un hilo narrativo en el que, irónicamente, tampoco terminamos de entrar.
Un juego sobre… ¿Jugar? al fútbol
Despelote es un juego en primera persona donde, desde la perspectiva de Julián, y siempre intentando ir tras un balón de fútbol, vamos viviendo esos ratos en los que transcurrían los partidos. Sin embargo, al menos con el mando, el control del propio balón es bastante errático y, en muchos casos, tampoco es divertido. Se siente más un medio para avanzar que algo satisfactorio. Se siente un poco «no juego con el balón, pero tampoco es mi amigo, porque parece que me evita».
En cuanto a la jugabilidad cuando no tenemos la pelota en los pies, la misma se basa en movernos por el mapa, vivir diferentes diálogos y, en puntos concretos, tener algún minijuego como dibujar, hacer un examen o jugar a una consola. Los diálogos, aunque son un claro reflejo de la cultura ecuatoriana y es muy creíble pensar que es así como se dieron en ese momento, tampoco aportan demasiado a la trama. Los minijuegos, por su parte. tienen incluso más problemas de control que el balón, al menos con mando. Aunque son un soplo de aire fresco en la densidad de los diálogos.
Despelote, gráficamente, es muy característico
El punto más característico y original de Despelote es su estilo gráfico. Con diferentes colores de fondo, viviremos el barrio de Julián, situado en Quito, con un estilo monocromático y low-poly muy resultón. Encima del mismo tendremos a los personajes, en puro blanco y negro, dibujados con un estilo de viñetas de cómic. Esta combinación es muy propia y le da al juego un estilo visual único, pero en muchos casos, sobre todo en cuanto a los personajes, le juega en contra, quitando profundidad a las expresiones y los movimientos. Aún con todo, claramente lo más destacable del juego.
Sin intención de desvelar nada del final, simplemente queremos destacar que este estilo gráfico y, en general, el propio juego, pegan un giro en la última media hora en lo que es, sin duda, el momento más interesante y entretenido del título. Los efectos de sonido ayudan mucho en la inmersión y hacen sentir que, de verdad, estamos en las casas o parques que visitamos. Al menos, todos salvo el sonido de, irónicamente, el balón, que se siente muy tosco.
En definitiva, Despelote…
En definitiva, Despelote es un juego muy personal y en el que, claramente, hay mucho cariño detrás. Se nota que había una intencionalidad en su narrativa, ganas de hacer algo fresco, pero profundo. Tristemente, nosotros no hemos llegado a encontrar los frutos de esa intencionalidad. Con un estilo visual único, pero algo limitado, y una narrativa trabajada, pero más que inconsistente, el título cumple con la máxima del fútbol ecuatoriano: «Jugamos como nunca, perdimos como siempre».
Nos gustaría, de verdad, que este título nos hubiera apasionado tanto como al resto, haber llegado a conectar con él, pero no ha resonado con nosotros, y es una pena. Eso sí, el talento del equipo es palpable, y esperamos con ganas lo próximo que tengan que lanzar. Por último y como siempre, si queréis conocer más juegos y novedades os esperamos aquí, en Área Xbox.
Despelote
Pro.
- Un estilo visual único
- Un sonido de ambiente muy logrado
- Una ambientación para la historia muy interesante...
Contra.
- ...que, sin embargo, no se aprovecha en absoluto
- La historia de fondo, también interesante, se queda así, de fondo, y nos la perdemos
- El control del balón es muy inconsistente, siendo lo principal del juego
- Varios minijuegos que son excusas para avanzar con la historia, pero no son satisfactorios de jugar
- ¿Qué edad tiene Julián realmente? Incluso en eso hay alguna inconsistencia, tristemente