Baldur´s Gate 3 y un “novato”

Si algún juego ha dado tanto que hablar entre tanta IP reconocida en 2023, ese es Baldur´s Gate 3. Y no es que la de Larian Studios sea una saga desconocida no, pero es evidente que sus características lo conviertene en una propuesta no apta para todos los públicos. De ahí su enorme mérito para convertirse en un producto más “mainstream”, llegando a un número de jugadores fuera de lo común. Ello se debe a un altísimo nivel en cada uno de sus apartados, y su GOTY así lo demuestra.

Y después de un tiempo, en este artículo me gustaría reflejar mi experiencia a manos del título de Larian en su versión de Xbox. Como muchos, siempre fui ajeno a la saga hasta este momento, no por desconocimiento, sino por sus características. Este es un videojuego lento, exigente con el jugador, donde priman constantemente las elecciones tanto a nivel narrativo como jugable. A continuación, vamos a desgranar la experiencia de Baldur´s Gate 3 desde el punto de vista de un jugador primerizo.

La interacción con el mundo

Una de las cosas por las que más destaca Baldur´s Gate 3, es por el grado tan alto de libertad que otorga al jugador. Aún siendo un título menos convencional, Larian nos permite experimentar con prácticamente todo cuanto nos rodea. En lo referente a las físicas, estas influyen más de lo que uno podría esperar, incluso cuando no estamos en pleno combate. Cruzar una superficie diferente, como puede ser una zona parcialmente bañada por el agua, nos ralentiza, y genera un efecto en nuestro personaje mientras este no salga de ahí. Esto ocurre en diversas ocasiones.

Pero creo que sin duda, adaptarme al funcionamiento del mundo de Baldur´s Gate 3 es lo que más cuesta arriba se me hace. Esto se debe también por la cantidad de posibilidades que hay, y porque el propio mundo te invita a experimentar, a probar diferentes cosas. Algunos tutoriales incluso se me quedan cortos. Por una parte, pulsando el analógico derecho es posible identificar los principales elementos de interacción a mi alrededor, pero siempre hay más de lo aparente, y uno no sabe cómo abarcarlo todo.

Un claro ejemplo de ello es, que al principio de mi partida tras escapar del nautiloide, encontré una trampilla en una zona apartada del mapa. Elementos como este van surgiendo por el camino, como también las propias opciones de exploración; puedes emplear las armas como el arco para cortar una cuerda que sugeta un contrapeso, provocando así un agujero en el suelo y abriendo así una entrada en unas ruinas. ¿Pero… y luego qué? Se siente abrumador, y lo que por una parte se disfruta, también puede ser agobiante para afrontar ciertas situaciones. Si sois jugadores más casuales, sabed que aquí hay que pensar y mucho cada movimiento. A veces directamente no he sabido hacia donde ir.

El combate de Baldur´s gate 3; te encantará o lo odiarás

Dejando a un lado lo complejo de su mundo, creo que en materia de combate las cosas son más asequibles de lo que pueda parecer en un principio. Obviamente sigue siendo un juego diferente a cualquier otro RPG convencional, pero su sistema por turnos me ha resultado bastante más dinámico de lo que parece. Eso sí, una cosa es su accesibilidad y otra muy distinta dominarlo. A la hora de luchar con nuestros personajes cada uno cuenta con los mismos menús radiales, donde se presentan las diversas habilidades de los mismos. Habilidades que irán mejorando o cambiando a medida que estos suban de nivel.

Aquí cuenta muchísimo la gestión del combate, debiendo escoger bien según nuestros puntos de movimiento por cada turno. A ello hay que sumarle las características de nuestra clase, por lo que escogí hacerme un elfo explorador, una de las más polivalentes y accesibles. Esto es algo que se aprende poco a poco, dependiendo de los enemigos y el terreno que nos vamos encontrando. En las horas que he podido jugar a estas alturas, he vivido algunos enfrentamientos muy verticales, donde la altura realmente afecta (como lo haría en la vida real).

Una vez más, el combate invita a experimentar, pudiendo incluso empujar a un enemigo desde las alturas para acabar con él rápidamente. Esto, sumado a los porcentajes de acierto, el número de enemigos y las propias habilidades, conforman una serie de elementos a controlar por parte del jugador. Es cuestión de prácticar y practicar, pero no os negaré que se me hizo cuesta arriba. Luego, al continuar en cooperativo con nuestro compañero Kevin, fui descubriendo detalles como el uso del entorno para dañar a los enemigos, además de “atajos” en las mecánicas y menús que desconocía.

Hablando con todos

El concepto de mundo abierto de Baldur´s Gate 3 nos presenta diferentes zonas explorables cargadas de contenido. Dentro de cada una de las zonas, he descubierto que a pesar de tener una misión principal, el juego invita y casi obliga a meterse de lleno en las secundarias. Esto se debe en parte a la cantidad de personajes que hay por todas partes, pudiendo hablar con cada uno de ellos para activar una nueva trama. Diría que es lo más adictivo del juego, puesto que sabiendo la cantidad de líneas de diálogo que hay por cada personaje, es tentador descubrir lo que aguarda cada uno.

Seguramente habréis leído o visto por ahí, que también es posible hablar incluso con los animales, como sucede con la famosa ardilla que nos cruzamos en el comienzo de la aventura. En mi caso no podía entenderla, pero traté de estudiar su actitud y logré evitar una situación más conflictiva (podía haberle dado una patada por intentar atacarme). Estas simples acciones que parecen nimiedades, en realidad pueden acabar siendo un enorme problema en el futuro, en otra misión que aparentemente no tenga nada que ver. Eso me encanta, y las diferentes opciones de diálogo me hacen dudar constantemente de qué es lo correcto. Ese conflicto interno de qué hacer a cada momento es genial, y funciona siempre, de ahí lo destacable de su narrativa.

También se han dado momentos en los que el diálogo no ha funcionado, y he tenido que recurrir al combate, o bien buscar otro camino para acceder a ciertas misiones. Es por eso que el juego se vuelve exigente, y que a veces genera esa sensación de avanzar poco habiendo jugado tres o cuatro horas. Los propios combates y su componente estratégico también refuerzan esa idea. Así que si os adentráis en Baldur´s Gate 3, paciencia. Es básicamente un juego de rol de mesa llevado a la pantalla.

Los dados, siempre presentes en Baldur´s Gate 3

Os puedo asegurar, que pese a lo simple de esta mecánica vais a rezar tanto o más que yo cada vez que aparezca en pantalla. Antes os hablaba de la narrativa y las elecciones, pues bien, todo ello depende en gran medida del azar de los dados. Como buen juego de rol de mesa, aquí nos jugaremos nuestro destino constantemente a través de los dados. De ahí que haya que guardar la partida a cada rato.

Como véis, el hecho de tener que guardar constantemente también supone un engorro, pero forma parte de la partida y los designios de los dados. ¿Por qué? muy sencillo, como me ocurre a mi y a la mayoría de jugadores, moriréis constantemente. Yo no sabía hasta qué punto se daba esta circunstancia, pero ya descubrí que es lo normal. El peligro acecha a cada paso.

Pocas horas después de iniciar mi partida, se dio una aventura secundaria en la que decidí ayudar a una goblin apresada en la Arboleda. Esta ubicación se encontraba habitada por otros seres humanoides con un aspecto endemoniado, pero que en realidad no suponían un peligro para mi. Sin embargo, tras la propuesta de esta goblin de hallar cierto tesoso, me jugué el pellejo para liberarla. Esto supuso una tirada muy alta donde no pude superar el mínimo que me exigía el juego, por lo que fracasé y volví a cargar la partida. A su vez, tras liberarla, me adentré en unas cuevas para escapar de la zona, pero esta fue asesinada por sus propios compañeros, que decidieron atacarme a mi y a mi grupo.

Este mismo ejemplo vale para cualquier otra situación, como puede ser un simple diálogo o una acción aparentemente inofensiva. Si nuestro diálogo depende de una tirada alta, es muy probable que perdamos y acabemos fracasando en nuestras intenciones o, directamente, muramos al instante. Y es que de los dados dependen incluso nuestra percepción del mundo, pues en muchas ocasiones las tiradas son automáticas, lo que agiliza la partida. Aun así, se vuelve tedioso para los menos habituados.

Hay que experimentarlo

Como véis, hablar de Baldur´s Gate 3 ya es en sí misma una labor difícil. En este artículo he querido destacar algunas de sus principales características, pero me sigo dejando muchas cosas. Sin ánimo de caer en la repetición, debo recordar que este es un juego muy, pero que muy exigente con el jugador. No hay a penas marcadores en el mapa, ni una guía clara por donde ir. A ello hay que sumar la constante del fracaso durante la partida, ya sea en forma de fracasar en el objetivo argumental como morir directamente.

Este es un juego lento, que se me ha hecho cuesta arriba desde sus comienzos, pero que una vez hube profundizado en sus mecánicas y sus opciones narrativas, me ha ido atrapando más y más. Aun así, debo aclarar que en mi opinión y debido a sus características, considero más divertido jugarlo en cooperativo y de manera espaciada. Por supuesto, si te enamora el género estarás encantado de disfrutarlo día a día, pero para usuarios menos convencionales como yo, creo que la mejor opción es adentrarse en él en sesiones más repartidas y con amigos. Esto lo hace más llevadero y disfrutable, pero como siempre, cada uno es libre de experimentarlo a su manera, que es al fin y al cabo lo bonito de este y otros títulos del género.

No deja de ser un juego de nicho, pero si eres lo bastante paciente y le das la oportunidad, estoy seguro de que sabrás disfrutar de Baldur´s Gate 3 como lo he hecho yo hasta el momento. Si queréis conocer más de él, tenéis un análisis en nuestra web.

Acerca del autor

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He viajado a mundos que jamás creeríais, acabado con enemigos que escapan a todo misticismo. He sentido mi pulso acelerarse con cada batalla, y el suspiro de quien sabe que tendrá que volver a levantarse. Siempre hay un villano esperando y una aventura a la vuelta de la esquina.

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