Diablo II: Resurrected, el regreso de un clásico

Diablo II: Resurrected, es la respuesta a las peticiones que llevan haciendo los fans de la saga Diablo durante años. Y es que, dentro de la franquicia, su segunda entrega marcó un antes y un después, no sólo para la propia Blizzard, sino para el género del ARPG. Con su lanzamiento allá por el año 2000, la compañía sentó unas bases que se han mantenido más o menos estables hasta nuestros días, de hecho es muy común recurrir a la saga Diablo como punto de comparación siempre que nos encontramos con ARPG. La sombra de esta segunda entrega ha sido tan alargada, que, cuando pudimos disfrutar de Diablo III, las críticas no tardaron en llegar, considerándolo un juego muy por debajo de lo esperado.

Así pues, han ido pasando los años y ahora mientras esperábamos la llegada de Diablo IV, Blizzard preparaba un pequeño caramelo para sus fans en modo de remasterización. Con la idea de ser fiel al original y de traernos de vuelta un clásico de 20 años llega Diablo II: Resurrected. El juego, aunque ha sido esperado, ha traído alguna que otra duda. Algo que pude vivir durante su beta, donde a pesar de disfrutarlo, el sabor de boca no fue tan agradable como esperaba. Ahora, tras un buen puñado de horas jugadas, os traigo mis impresiones finales, sobre el regreso de este clásico. ¿Es Diablo II: Resurrected lo que esperábamos?

El mundo de Santuario más oscuro que nunca

Aunque muchos lo sabréis, en esta secuela, nuestro objetivo será desbaratar nuevamente los planes de Diablo. El ente del mal sigue vagando por el mundo del santuario, tomando ahora el cuerpo del héroe anónimo que le derrotó en la primera entrega de la franquicia. Tomando el control de uno de sus 7 personajes tendremos que hacer frente a las ingentes hordas del mal hasta acabar con él. Todo ello durante los cuatro actos principales, además de los añadidos de sus expansiones. Aunque como ya sabéis, en Diablo, no bastará con una única partida para saciar nuestra sed de loot.

Por otro lado, volver al universo de Santuario en este Diablo II: Resurrected, es una experiencia única. Y es que, el cambio gráfico resulta espectacular. Todo ha sido remasterizado, ofreciendo una gran calidad gráfica, pero que mantiene la esencia de la obra original. Esto significa que los enemigos se mostrarán tal y como eran en su día, eso sí, con un lavado de cara más que evidente. Las magias y habilidades de los personajes se han mantenido para que sean lo más similares posibles a como se veían hace 20 años.

En definitiva, todo es igual pero mejor, y es que disfrutar de su acción a 4K y 60 FPS es una auténtica maravilla. Sin duda, es una grata noticia para los más fans que a día de hoy seguían disfrutando de vez en cuando de una partida a la obra original. Además, si quieres disfrutar del juego con su apartado gráfico clásico también puedes hacerlo. Mención aparte merecen sus cinemáticas las cuales se han rehecho desde cero ofreciendo una experiencia fantástica.

Sin embargo, si es cierto que hay ciertas cosas que chirrían un poco, como son las animaciones. Siguiendo la estela del original y de mantener el máximo respeto a la misma, la compañía ha optado por alterar mínimamente el producto original. Lo que genera que las animaciones de nuestros protagonistas y de nuestros enemigos sean bastante robóticas.

Asimismo, otra de las claves de esta remasterización reside en la oscuridad. No sólo por el diseño de personajes y estancias que es mucho más turbio u oscuro que en su tercera parte, sino en la oscuridad que envuelve a todo su mundo. El juego sume al jugador en una penumbra prácticamente constante que impide ver en muchas ocasiones poco más de unos palmos (principalmente en sus mazmorras). En mi caso, esta característica me ha gustado, aunque considero que en ocasiones puede resultar excesiva.

Voces para el recuerdo

Otro de los puntos que se ha modificado dentro de Diablo II: Resurrected, es el apartado sonoro. Tanto las voces de los personajes, las cuales están en perfecto castellano, como las tonalidades que nos acompañan por nuestro periplo en Santuario han sido mejoradas y adaptadas a los tiempos que corren. Contando de esta forma con un apartado sonoro simplemente brillante. A modo de curiosidad, el respeto a la obra original, la compañía ha mantenido hasta la fuente original de la segunda entrega, para que los más fanáticos se sientan como en casa.

A pesar de esto, sí es cierto que durante los combates se echan en falta algún que otro efecto sonoro. Tenemos que tener en cuenta, que seguimos hablando de una obra que vio la luz hace 20 años, por lo que encontraremos alguna que otra carencia.

Jugabilidad de la vieja escuela

Sin duda, uno de los apartados clave de Diablo II: Resurrected, es su jugabilidad. En este caso, tenemos luces y sombras. Puede resultar sorprendente para más de una hablar de sombras en una obra tan redonda como fue Diablo II. Sin embargo, el tiempo pasa para todos. Las mecánicas que en su día estaban a la orden del día, ahora se notan envejecidas y en muchas ocasiones pueden incordiar al jugador. No obstante, vamos por partes.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta, es que la jugabilidad ha sufrido modificaciones muy ligeras. Algunas han ocurrido para adaptar el juego a las consolas actuales, pero por lo demás prácticamente todo es idéntico. Es por ello que tenemos ante nosotros a un robusto ARPG, donde la subida de nivel es una auténtica gozada. Ya que contamos con unos buenos árboles de habilidad, así como la clásica subida de atributos que en Diablo III se vio suprimida. Esto hace que un mismo personaje cuente con diferentes arquetipos y que pueda ser modificado para adaptarse lo mejor posible al jugador.

Lo mismo podemos decir del loot. En general, encontraremos una gran cantidad de equipos que se acomodarán a nuestro estilo de juego, es vital encontrar el set perfecto para sacar el máximo potencial de nuestro personaje. En este sentido pocas pegas se le pueden poner a Diablo II: Resurrected. Por otro lado, sus combates transmiten el aroma clásico de la franquicia, que aunque no sean tan dinámicos como los observados en la tercera entrega siguen cumpliendo. Más aún si disfrutamos de su cooperativo. No obstante, no todo es perfecto, y como ya adelantamos en su apartado gráfico, sus animaciones se sienten robóticas. Generando de esta forma algún que otro problema con el control.

Tenemos que tener en cuenta que este juego está pensado para ser jugado con ratón y teclado, lo que genera alguna que otra imprecisión con su control. El juego a pesar de ser perfectamente disfrutado con mando, sí que da muestras de que no todo funciona a la perfección. No sólo a la hora de recoger el loot del suelo, sino en acciones de combate. Por ejemplo, existen muchas habilidades como la explosión de cadáveres del nigromante que son realmente incontrolables, ya que no podemos apuntar exactamente hacía donde queremos ejecutar la habilidad, por lo que será frecuente que fallemos en más de una ocasión. Otro problema acontece de forma común en las mazmorras, y es que en el frenesí de la batalla muchas veces te quedas bloqueado contra las paredes o abres y cierras puertas en vez de golpear a los enemigos. Son problemas que pueden entorpecer la experiencia.

Volviendo atrás

De igual forma, otro de los problemas que encontramos en Diablo II: Resurrected, es la gestión de su inventario. Cómo ya adelantamos en su momento, el inventario puede ser una auténtica tortura. Su inventario, al igual que en la obra original, se encuentra divido por casillas por lo que en más de una ocasión tendremos que pararnos a colocar nuestro equipo y así optimizar el espacio. Aun así, tenemos que tener en cuenta que estamos en un ARPG donde el loot es una parte fundamental de su jugabilidad, por lo que se potencia el ansía del jugador de obtener todo lo que cae al suelo.

Sin embargo, hacer esto significará llenar nuestro más que limitado espacio en cuestión de minutos. Por lo que debemos estar preparados para abrir un portal rumbo al campamento, identificar los objetos, venderlos o guardarlos y volver nuevamente al combate. Una rutina que nos acompañará durante toda la aventura y que rompe en muchas ocasiones el ritmo de juego. Es imposible intentar terminar una mazmorra sin abrir unos cuantos portales. A esto debemos sumarle que todas sus zonas se reinician si jugamos online, lo que hace que tengamos que encontrar los teleportadores para no tener que recorrer dos veces lo mismo.

Entiendo que el motivo de mantener este inventario es por ser lo más purista posible, pero, ¿no era una buena oportunidad para incorporar mejoras? En cierto sentido, siento que la compañía se ha escudado en la nostalgia para no incluir nuevos añadidos que mejorasen la experiencia original. Una excusa que creo que en muchas ocasiones se queda corta, puesto que no hubiese sido muy complicado añadir un modo clásico (tal y cómo se hace con el apartado gráfico), con el apartado jugable. Una forma sencilla de contentar a los amantes de la obra original y a los nuevos jugadores.

Siguiendo esta línea, siento que Blizzard ha perdido la oportunidad de ofrecer a los jugadores una experiencia más accesible para los jugadores actuales. No sólo por las mejoras de su inventario, sino también por una de las grandes ausencias de este relanzamiento; la pantalla dividida. Una verdadera lástima, ya que el juego sigue prestándose a este tipo de funcionalidades.

Finalmente, tras jugar un buen número de horas a este Diablo II: Resurrected, no puedo sentir quedarme con un sabor agridulce. Y es que, el juego siendo una notable remasterización, principalmente gracias a su fantástico diseño gráfico y artístico, no se siente tan fresco como debería. De hecho, muchos jugadores que intenten iniciarse a la saga se chocarán con un muro en su jugabilidad, que hará que más de uno se baje del barco y espere a su cuarta entrega. Si bien es cierto, que los más puristas encontrarán una gran experiencia clavada a la original. Esto hace que en esencia Diablo II: Resurrected, sea un buen juego, pero creo que no llega a tocar la excelencia que podía haber obtenido fácilmente. En definitiva, el rey ha vuelto, pero 20 años después y arrastrando consigo algunas viejas manías.

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Diablo II: Resurrected

39,99 €
8.3

Gráficos

9.0/10

Sonido

9.0/10

Jugabilidad

7.0/10

Pro.

  • Un lavado de cara espectacular
  • Sus doblaje al castellano sigue siendo soberbio
  • Muchos personajes y variantes
  • Modo cooperativo para hasta 8 jugadores
  • Vuelve un clásico

Contra.

  • Su jugabilidad se siente oxidada en algunos aspectos
  • Su inventario puede ser desesperante

Acerca del autor

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Psicólogo amante de los juegos cooperativos, el RPG y de disparar a todo aquello que se mueva.

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