Análisis de Eldest Souls, un desafío demencial

Eldest Souls, es una nueva propuesta que quiere aprovechar la fórmula de las obras de FromSoftware y llevarla a su terreno. La inspiración en este caso es más que evidente tal y como podemos ver en el título de esta nueva obra. Sin embargo, la obra desarrollada por Fallen Flag, dejará a un lado la exploración tan clásica de la saga Souls, para focalizarse en encarnizadas batallas contra jefes.

Estos combates vendrán acompañados de una jugabilidad muy singular y una dificultad altísima. Con la premisa de que somos la última oportunidad de una humanidad que se encuentra al borde de la extinción, tendremos que hacer frente a los Dioses Antiguos. Deidades que en un tiempo ayudaron al hombre, pero que debido a la corrupción ahora han vuelto con sed de venganza. Si te gusta esta idea y no quieres perderte ningún detalle, no te vayas muy lejos. ¡Dentro análisis!

Un mundo en ruinas

Como ya adelantábamos en el párrafo anterior, el mundo que se nos presenta en Eldest Souls, está totalmente consumido y asolado por estos dioses. La humanidad se encuentra afrontando una guerra donde aparentemente no tiene opciones de victoria. Sin embargo, nosotros un guerrero sin nombre ataviados con un espadón de obsidiana, somos la última oportunidad de la especie. Fruto de la caída del hombre a manos de los dioses, los mapeados que nos encontramos toman una tonalidad oscura, que en lo personal me recuerda mucho a lo visto en Bloodborne.

Lamentablemente, y como ya desgranaremos más adelante, este fantástico apartado artístico se siente en cierta forma desaprovechado. El hecho de no contar con un sistema de exploración, hace que estos escenarios se sientan vacíos y el juego se convierta en un boss-rush ambicioso, pero que no llega a explotar. Aparte de su apartado artístico, el apartado sonoro cumple muy bien su cometido y viene con unos textos al castellano muy bien traducidos. Sorprenden los diálogos con los NPCs, ya que como decimos el juego es puramente un boss-rush.

A golpe de espada

En este sentido, hay que decir que el juego cuenta con un fantástico apartado pixel art. Obteniendo estampas espectaculares en prácticamente todo momento. Aunque si se me permite, tengo que destacar los efectos encontrados en el agua en los primeros compases de la aventura, es un verdadero espectáculo. No obstante, este gran diseño artístico no queda aquí, ya que el gran protagonista de esta aventura no son los escenarios, sino que serán estos poderosos dioses. Aun así, a pesar de que hay diseños muy buenos, hay otros que he sentido que no están especialmente inspirados como es el caso de Eos, entre otros.

Dejando a un lado su apartado técnico, Eldest Souls no se andan con demasiados rodeos. Al comenzar una nueva partida, tan sólo tendremos que dar unos cuantos pasos para encontrarnos con un primer jefe que se nos presentará a modo de tutorial. En el combate contra este, aprenderemos las mecánicas básicas del juego. He de decir, que se diferencian de lo visto en otros juegos aunque en lo personal siento que no terminan de cuajar en un juego tan desafiante como este.

En primer lugar, contamos con un botón para golpear, el cual si dejamos presionado nos permitirá cargar el golpe y hacer mucho más daño al enemigo. Además, cada vez que ejecutemos este golpe cargado con éxito, nuestra sed de sangre aumentará. La sed de sangre, es una de las mecánicas primordiales de este título. Ésta se nos muestra en un barra bajo nuestra salud que se irá cargando siempre y cuando ejecutemos el citado golpe. Cuando la barra está cargada tiene una tonalidad roja, al ocurrir esto contaremos con unos segundos donde podremos ejecutar golpes mucho más poderosos a nuestro enemigo, así como recuperar salud si golpeamos al enemigo durante este tiempo. Ya te adelanto, que es prácticamente imposible derrotar a cualquiera de sus jefes sin realizar este tipo de golpes.

Creo que en sí, la idea no es mala, pero lamentablemente cuando llevamos esto al plano jugable nos enfrentamos a varios problemas. El primero de ellos es que el golpe cargado viene acompañado de un dash que realizaremos siempre en la dirección del golpe. Asimismo, este dash puede resultar muchas veces bastante impreciso, lo que significará en muchas ocasiones nuestra muerte. Esto se debe, no sólo al daño elevado de los jefes, tenemos que tener en cuenta, que no tenemos forma de bloquear, sólo podremos esquivar. Eso sí, el número de esquives es limitado a tres dashes, los cuales tardarán un tiempo en recuperarse. La única forma de que esto no ocurre es utilizar este esquive en el momento perfecto.

Un sistema de progresión ambicioso

Una de las cosas que más me han llamado la atención de Eldest Souls, es su sistema de progresión. En este sentido, creo que es la primera vez que vemos algo así en un juego de esta clase. A diferencia de otros títulos que intentan seguir la estela de la saga Souls, no contamos con subidas de nivel al uso. De hecho, no existe forma de alterar nuestros atributos base.

En contraposición, contamos con un árbol de habilidades bastante extenso y que en cierto modo resulta extremadamente confuso en los primeros momentos. Esto se debe, no sólo a la disposición con la que cuenta el árbol de habilidades, sino también por la definición de los diferentes efectos. Una vez que te haces a él, descubres que el equipo ha querido realizar diferentes habilidades en relación a tres estilos de lucha diferenciados; uno dedicado al daño por segundo, otro al contraataque y finalmente uno que potenciará nuestro movimiento.

No obstante, aunque el concepto base es muy interesante, termina por diluirse debido a que para poder progresar por el mismo serán necesarios puntos de habilidad. Unos puntos que sólo se podrán obtener derrotando a los diferentes jefes. Igualmente, cuando acabemos con cada uno de estos jefes encontraremos un fragmento de ellos. Estos fragmentos se pueden colocar en diferentes puntos del árbol de habilidades, generando efectos muy variados en nuestro personaje. Como digo, creo que es un sistema interesante y profundo, pero que debido a la limitación que tenemos a la hora de obtener puntos de habilidad puede acabar por diluirse.

Prepárate para morir

Sin duda alguna, Eldest Souls es uno de los juegos más desafiantes a los que me he enfrentado. Mi experiencia con este juego ha rozado la frustración en más de una ocasión y eso que me considero un jugador experimentado en este tipo de títulos. No obstante, tras superar los dos primeros jefes sin demasiados problemas, me encontré con un primer muro que fueron sus dos consiguientes jefes. Estos suben la dificultad del título de una forma exponencial y creo que para más de un jugador puede resultar directamente un salto al vacío. Los patrones de los jefes suelen ser bastante variados y acaban por tener un efecto devastador en el jugador. Muchos de estos ataques pueden acabar con nuestra vida de golpe, por lo que debemos estar muy atentos a cada uno de ellos.

Igualmente, la vida de los jefes es bastante elevada, por lo que en muchas ocasiones estaremos ante auténticas pruebas de resistencia que se irán complicando por las diferentes fases de los jefes. Creo que en algunos casos, la dificultad se ha buscado de una forma un tanto artificial.

Creo que más allá de la dificultad mecánica de cada uno de estos enfrentamientos, el problema principal reside en la forma de afrontarlos. Como ya hemos mencionado, el juego cuenta con un sistema de progresión muy ambicioso, sin embargo, la base del combate depende prácticamente en su totalidad de la sed de sangre. Una capacidad a la que sólo podremos tener acceso si realizamos un golpe cargado. Por tanto, tu objetivo como jugador es intentar abusar de este tipo de golpes en cada combate, ya que es la única forma de hacerles daño real a los jefes, así como de recuperar vida. Esto para mi es uno de los limitantes más claros con los que me he encontrado en Eldest Souls.

De igual forma, si logras terminar la aventura y te quedas con ganas de más, el juego cuenta con un modo New Game +, que te pondrá las cosas aun más difíciles. Contando con una versión más poderosa de estos dioses. Igualmente, el juego nos ofrece la posibilidad de disfrutar de un modo Arena, donde enfrentarnos de nuevo contra cualquiera de estas tenebrosas criaturas. Finalizar esta aventura puede llevarnos desde 6 a 12 horas, aunque puede variar mucho más dependiendo de la habilidad del jugador.

En definitiva Eldest Souls…

Finalmente, debo decir que Eldest Souls, no se trata ni mucho menos de un mal juego. Sin embargo, sí que se trata de una obra puramente de nicho. Y es que, si no estás familiarizado con juegos de este tipo, no te recomiendo iniciarte con éste. La dificultad es realmente elevado y la ausencia de alternativas para mejorar a tu personaje para que la travesía te sea más sencilla puede convertir tu experiencia en algo realmente frustrante. No obstante, si has jugado a otros juegos de otro tipo y buscas un desafío rápido y directo, Eldest Souls es una buena opción, ya que la exploración es prácticamente inexistente, pero cuentas con unos combates que te harán sudar la gota gorda.

No obstante, en lo personal esperaba un poco más de este título. Creo que con el trabajo artístico realizado, así como su sistema de habilidades el juego podría haber ofrecido una experiencia mucho más amplia. Asimismo, el hecho de tener que abusar de un ataque para obtener la sed de sangre, hace que en muchas ocasiones los combates giren en torno a la misma estrategia pero con alguna variación aislada. Sinceramente, pienso que tener que recurrir a este tipo de ataques puede resultar monótono y muy limitante para el jugador. Si os ha gustado este análisis, os recordamos que tenéis muchos más justo aquí.

Eldest Souls

7

Gráficos

8.0/10

Jugabilidad

6.0/10

Sonido

7.0/10

Pro.

  • Fantástico pixel art
  • Interesante sistema de progresión
  • Cuenta con combates con una dificultad demencial

Contra.

  • El uso de ataques cargados como única forma de combate
  • Ausencia prácticamente total de exploración

Acerca del autor

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Psicólogo amante de los juegos cooperativos, el RPG y de disparar a todo aquello que se mueva.

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