Yakuza: Like a Dragon, o de la virtud de romper las cadenas

Yakuza: Like a Dragon comienza con la representación de una obra llamada Kabuki. En Japón este tipo de espectáculos tienen un origen que se remonta a tiempos muy antiguos, concretamente a principios del siglo XVII. La peculiaridad de estas obras, además de que contienen una carga gesticular y lenguaje corporal muy acentuado, era la única presencia de hombres como actores, que también interpretaban roles femeninos. El impulso dramático de la escena es sin duda una declaración de intenciones de los desarrolladores, una pista de la naturaleza más íntima de Yakuza: Like a Dragon y de lo que la obra nos quiere narrar.

Yakuza: Like a Dragon es un rara avis dentro de la industria del videojuego, un producto curio y excelso

No sirven los moldes

Precisamente la raíz etimológica de Kabuki viene de “extraño” o “fuera de lo común”, una descripción perfectamente adecuada para el juego de Sega, que desde el principio mostró una obra cuanto menos atípica. La serie Yakuza siempre ha contado con cierto componente desenfadado, aunque nunca ha perdido de vista la seriedad y dureza de su historia.

En su versión japonesa, esta última entrega ha mantenido la numeración progresiva de la serie, manteniendo el número siete en el título del juego. El lanzamiento en los territorios occidentales, por otro lado, se ha centrado más en proponer el juego como una especie de reinicio.

Los entornos con sus neones y carteles ofrecen unas vistas magníficas

Todo esto es importante, puesto que en Yakuza: Like a Dragon se recogen todas esas sensaciones, pasadas y actuales, y se replantean con un nuevo enfoque. Para el fan, tranquilidad. No dejaremos de vivir una narrativa trabajada desde las escenas iniciales (que ocupan alrededor de las primeras cinco horas de juego, por cierto) ni tampoco la sensación de vivir las calles de Japón (aunque como es sabido esta vez cambiamos de terreno). Por todo ello no dejaremos en ningún momento de sentir que estamos jugando a un Yakuza.

El Yakuza lactante

Kasuga Ichiban, un Yakuza en ciernes sin experiencia, trabaja para la familia Arakawa, afiliada al clan Tojo. Ichiban es un joven huérfano, abandonado en un Soapland (casa de reuniones) siendo aún un bebé.

Malviviendo y delinquiendo en su adolescencia, roza la muerte al enfrentarse a los miembros de una familia Yakuza. Masumi Arakawa, apodado “El Asesino”, lo libera y lo acoge en el seno de su propio grupo familiar.

Hay ataques especiales que nos dejan escenas en las que el juego destaca sobremanera

Afectuoso con él como un hijo, lo cría y lo educa en las artes de la mafia japonesa, hasta que el hombre se ve obligado a pedirle un gran sacrificio: asumir la culpa de un asesinato para salvar el honor de la familia Arakawa. El chico acepta sin pestañear, de hecho, honrado por poder poder pagarle finalmente a Masumi con su digna lealtad.

Honor y respeto

Las cosas, sin embargo, toman un giro tristemente diferente; el joven Yakuza, a pesar de sus esfuerzos por mantener la buena conducta, sufre una extensión de su condena. Después de dieciocho años de prisión, en lugar de las quince iniciales, sale de prisión, solo para darse cuenta de que todo ha cambiado.

A partir de aquí comentar más sobre la narrativa podría considerarse un grave spoiler. Lo que si es obvio y merece mención especial, es el reconocimiento a los desarrolladores, liderados por el director histórico de la serie Toshihiro Nagoshi, que han hecho un trabajo inmenso por la caracterización y la creación de los perfiles psicológicos de los personajes.

Y es que a pesar de algunos momentos de la trama que resultan irrisorios y fuera de la comprensión racional, la identidad de la saga permanece intacta, y la narrativa valiente y emocional es quizás una de sus mejores cualidades.

Antes de entrar en los detalles de la jugabilidad, también es importante cómo el nuevo título de Sega, ha logrado imponerse de una manera particular y emocionalmente extraordinaria en un contexto que sugiere exactamente lo contrario.

Los comandos de acción responden a la posición de los botones del pad

Porque la obra concede cantidad de líneas de diálogo que están pensadas para la construcción narrativa grupal. Entre la risa, el llanto y la furia se establece un punto medio en el que los personajes son capaces de hablar de las hamburguesas que han comido o de cuál es la mejor manera de plantar tomates. Y aunque a simple vista parezca una tontería, el conjunto y la suma de estas partes con las escenas de acción y la trama argumental troncal, resultan en un juego que goza de un uso de la narrativa realmente extraordinario.

Una vida por turnos

Yakuza: Like a Dragon mantiene intactos esos temas tan queridos por los aficionados de la serie, declinándolos en un sentido más generacional, donde la venganza y el odio son solo un pretexto.

Los enemigos se moverán con total libertad durante la batalla

El verdadero eje de esta nueva aventura pasa de la falta de padres, la búsqueda de una figura paterna, hasta el verdadero camino de crecimiento interior. Ichiban Kasuga, y nosotros con él, nos embarcamos en un arduo viaje personal y social, salpicado de momentos esperanzadores que rápidamente se truncan, y grandes intenciones a menudo destinadas a amargas decepciones.

De hecho, espero que se me permita la comparación, pero la obra de Sega es capaz de llevar el género RPG a la vida real. Y eso no lo consigue solo con las mecánicas de enfrentamiento, algo que abordaremos en breve, sino asumiendo los clichés típicos y tópicos del género y explotándolos y reconvirtiéndolos en algo mundano.

El mapa nos ofrece una visión extendida del territorio, que no destaca por su extensión pero cumple con creces su cometido

Y no escribo sobre lo mundano para menospreciarlo, sino para equipararlo a un día a día, a un reflejo vivo de la realidad. 60 horas de juego son las que cargo en mi espalda, y aún así, me sigo pasando por las mismas calles y los mismos parques o plazas.

Sigo dirigiéndome a cenar con todo mi grupo para escuchar una larga conversación o una queja de los fideos. Porque lo que consigue Yakuza: Like a Dragon es traspasar el videojuego y hacerte sentir que los que te acompañan importan, que la lucha es de todos y de todos se hace el grupo.

Choque de culturas y percepciones

Serán los propios acontecimientos o los maravillosos personajes del juego los que nos golpearán con la crudeza de la vida, que en su versatilidad casi nunca se limita a una mera causa y efecto. Cada individuo tiene su propia visión del mundo y la existencia, según sus experiencias, algo que nos llevará a tener que empatizar y comprender (no apoyar ni favorecer) con fenómenos como la prostitución, el racismo social o la delincuencia.

El mérito extraordinario de Yakuza: Like a Dragon radica en contar estas historias de una manera sencilla y directa, y es así como el título consigue acercarse a todo tipo de temáticas y abordarlas sin posicionarse ni faltar al respeto. Y lo que es más importante, desde una naturalidad absoluta que a simple vista podría parecer imposible encontrarse.

El conjunto de actividades es genial, aunque nunca se pierde el toque de humor ni irreverencia

Este grabado en tinta en la profundidad narrativa de Yakuza: Like a Dragon es una parte indispensable de su propuesta, ya que probablemente representa su punto más alto. Es un juego que sabe expresarse de manera sublime a través de lo que lo hace parecer frívolo. El proceso se realiza con un conocimiento muy fino de los temas tratados, una delicadeza narrativa y una valentía a la hora de narrar que resulta verdaderamente encomiable.

Habilidades, ataque, guardia

Como un verdadero entusiasta de los videojuegos, en especial los Jrpg y en concreto la saga Dragon Quest, Ichiban prefiere ver la vida desde un punto de vista heroico y lleno de habilidades y equipo para usar. Esto da paso, por supuesto, a un sistema de combate basado en turnos y que referencia claramente a todos los exponentes clásicos del género.

El combate mantiene un dinamismo que transforma las mecánicas de esos clásicos y los actualiza volviéndolo un sistema de combate totalmente contemporáneo. Aún así, tenemos pausa para evaluar a los oponentes y su posición dinámica, que varía durante el transcurso de la batalla.

Éste análisis de la posición es clave para afrontar todo enfrentamiento con éxito, puesto que muchas habilidades y ataques lograrán ser más efectivos dependiendo de cómo se mueven o se agrupan los enemigos de turno. Esto no significa que establezcan tácticas ni se compenetren, solo que hay impactos de área que pueden afectar a más de un contrincante si escogemos el momento justo para usarlo.

Los trabajos nos aportan distintas habilidades a partir de la base de nuestro personaje

La dificultad del juego casi nunca es prohibitiva. Si bien es cierto que habrá zonas que aumentarán exponencialmente su nivel máximo en los enemigos que nos encontremos, las batallas no suponen un verdadero desafío hasta el desenlace final.

El arte del JRPG

Aún así, no solo el nivel y habilidades de nuestros contrincantes son los que determinan la exigencia de las batallas. Nuestro grupo contará con hasta cuatro integrantes que pueden llegar a enfrentarse a otros 8 en combate. Aquí, el caos es el principal testigo de la acción, dando paso a momentos totalmente arbitrarios en los que enemigos o protagonistas chocan, se tropiezan o erran en sus ataques.

Ichiban es el dragón, el héroe puro que bebe de los clásicos del JRPG

Esto ocurre por no tener un control total sobre la libertad de acción específica. Y la lástima, es que las capas de profundidad que eso añadiría nos aportarían un sistema de combate RPG con tintes de estrategia táctica que le sentarían fenomenal a la obra de Ryu Ga Gotoku Studio. Aún así, no todo es negativo, y el llegar a dominar todos los trabajos y sus artes se convierte en un factor diferencial muy entretenido.

La ciudad es el quinto miembro

En Yakuza: Like a Dragon no tendremos infinitos kilómetros cuadrados por los que caminar, sino barrios circunscritos llenos de actividades a realizar y caracterizados por la realista sensación de vida viva. La mayor parte del juego ocurrirá en Isezaki Ijincho en Yokohama, al menos tres veces el tamaño de Kamurocho, el escenario ficticio inspirado en Tokio de los capítulos anteriores de la saga.

La ciudad está repleta de restaurantes donde comer y reponer fuerzas

Tal y como hemos mencionado, la ciudad está llena de energía. Y eso se complementa con luces de neón, tiendas, bares y restaurantes y actividades secundarias a realizar. En primer lugar, he podido jugar al juego tanto en Xbox One S como Xbox Series S y, guardando las más que obvias distancias (velocidad de carga, texturas y definición en los volúmenes y luces) el juego sabe lucirse tremendamente en los callejones de la ciudad.

Es una mezcla de las sombras que presentan conceptualmente las ciudades asiáticas con los tenderetes ambulantes, las nubes de vapor, callejuelas estrechas y paneles extravagantes. Pasear y buscar un sitio dónde comer deviene puro gozo, y aunque la obra opte por una falta sensación de mundo abierto, el tamaño del mapeado es justo el necesario para no ser pesado o demasiado extenso.

El sabor de la vida

Tendremos la posibilidad de desplazarnos usando los servicios del Taxi o de ir andando, algo que nos deparará multitud de encuentros. A su vez, eso es lo que nos permitirá descubrir y desengranar los puntos de acceso a partir de los cuales nos adentraremos en todo el contenido de las actividades secundarias que nos ofrece el juego.

Estamos hablando de las nuevas carreras con karts, la recogida de latas con triciclos, golf, karaoke, el majong, los dardos… Todo esto sin mencionar aún las máquinas arcades, santo y seña de la franquicia, que albergan los clásicos de Sega. Encontraremos Virtua Fighter 2Virtua Fighter 5, Final Showdown, Space HarrierSuper HangOn y algunas sorpresas más.

El modo Dragon Kart recuerda mucho a otro juego del género…

Se tratan de reproducciones reales con los juegos completos. Algo fascinante que no deja de sorprendernos en ningún título de la saga Yakuza.

El JRPG del dragón

Yakuza: Like a Dragon es una apuesta total de Sega y Ryu Ga Gotoku Studio. No fue fácil proponer un cambio tan radical en la estructura del juego, ni para la audiencia ni para la industria.

Seguramente esto ha supuesto un enorme esfuerzo y cantidad de trabajo, pero el resultado encaja como anillo al dedo. El título ha sido dotado de una identidad fuerte y valiente, un elenco de protagonistas inolvidable y una narrativa que llega directo al corazón. Yakuza: Like a Dragon es un juego lleno de ardor y pasión.

Te gustará si te gusta el género JRPG, si amas las historias bien hiladas y si eres un amante de la cultura japonesa. Y si no lo tienes claro, pruébalo. Quién sabe, quizás su fuego te engancha.

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Yakuza: Like a Dragon

59,99
8.6

GRÁFICOS

8.5/10

SONIDO

8.0/10

JUGABILIDAD

8.5/10

NARRATIVA

9.5/10

Pro.

  • La historia y como es contada
  • El trato de los temas tabús
  • la ambientación y el reflejo de la sociedad nipona
  • La cantidad de actividades por realizar
  • La cohesión del grupo y su historia

Contra.

  • Ciertos "muros de desarrollo" que bloquean la evolución de la trama para ralentizarla
  • El sistema JRPG podría haber sido algo más profundo

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