Una semana con Bleeding Edge es un buen tiempo para dar un análisis justo de este juego, que lo cierto es que no era de mis aprecios desde su mero anuncio. Y cuando puse mis manos en este juego, mi primera impresión fue enteramente negativa. Lo que sin duda no fue lo más justo con el juego. Por eso decidí que debía darle una segunda oportunidad. Una semana después de su lanzamiento puedo decir con justicia que Bleeding Edge no es un mal juego. Pero si es uno al que le pesa el hecho de haberse concebido como un proyecto personal y no como base de lo que es Ninja Theory.
Las razones de por qué digo esto son bastante claras: la publicidad del juego, la idea de que sea un AA, la falta de contenido, las texturas del juego, lo limitado que es. Y es que al final, después de haber jugado bastante al Bleeding Edge puedo decir que lo he disfrutado realmente. Incluso creo que es un juego que se disfruta con o sin amigos (aunque más con amigos). La sensación que da su estilo de juego de combate frenético, el balance de los personajes, la buena integración que tiene entre los personajes que conforman el squad, lo bien logrado de la idea de equipo, y su estilo gráfico tipo Borderlands pero mucho más colorido.
Una aclaración importante. No tardé una semana en apreciar el juego, creo que al segundo día ya me sentía cómodo, habiendo superado mis prejuicios. Solo quise darle tiempo para que el juego mostrara todo lo que puede dar.
No es una copia de Overwatch
Empecemos por decir lo injusta que resulta esta comparación. Overwatch era un juego AAA con un gran respaldo que tiene una gran cantidad de grupos de personajes existentes. Pero la cosa es que además no es el mismo juego. Está claro que no es un nuevo tipo de juego, pero sí una nueva versión, con todo y la existencia de Paladins, juego con el que también comparan a Bleeding Edge, con justa razón, claro.
Bien podría uno decir que Bleeding Edge llega fuera de tiempo, o en un momento difícil para ganarse un espacio dentro de su género. Los juegos basados en héroes como Overwatch, y tiempo antes el DOTA, ya han cambiado sus fórmulas, afinándose y llegando a ser rivales demasiado difíciles de enfrentar. Muchos son los juegos que han intentado replicar lo que han logrado por estos dos juegos. Pero el camino es más si quieres tomar ese concepto basado en héroes e integrarlo en un tipo diferente de juego. Bleeding Edge tiene para mi algo qué ofrecer: es un hack-and-slash de batallas de héroes. Y eso, me parece a mi, hace la diferencia.
Y la cosa es que su estilo tiene de fondo todo un componente de originalidad que se manifiesta sobre todo en sus personajes. No es como que estos sean meras copias de otros. Al contrario, los personajes se sienten muy frescos y únicos a su manera. Además de que están bien equilibrados. En ese sentido, el éxito a largo plazo de Bleeding Edge dependerá mucho de la fe que tenga Ninja Theory y Microsoft en este juego para ver cómo evoluciona. Por el lado de la originalidad, tiene los elementos para ofrecer una experiencia particular de juego dentro de su género.
Héroes carismáticos y balanceados, pero escasos
Bleeding Edge tiene cierto poder cautivador con sus personajes. Cuando iniciamos por primera vez el juego, nos encontramos con una pequeña cinemática, donde vemos al primer personaje. Daemon, un ninja-punk. Fue el quien formó el squad conocido como Bleeding Edge. Después de vengarse con éxito de los responsables de la muerte de su madre, Daemon recorre el camino de la redención. Pero para llegar allí, debe reclutar un ejército de personas tuneadas que se encuentran en los circuitos de lucha del inframundo. Más o menos así va la historia en un juego que no tiene historia porque básicamente es un multijugador online. Pero vale, su premisa es cuando menos atractiva.
Los demás personajes son en total 11 que se distribuyen de la siguiente manera: cinco personajes de daño, tres de soportes y tres tanques. Cada personaje tiene una calificación de dificultad de 5. 11 personajes de entrada parece una cantidad bastante limitada, y lo es realmente. Ninja Theory ya ha confirmado el duodécimo personaje: Mekko, un delfín que pilota un mech. Y aún con esto, no es suficiente.
En cuanto al balance de personajes, esto es algo que según mi concepto el juego hace bastante bien. Se siente muy bien cómo cada personaje ofrece sus talentos para el combate, de acuerdo con la clase a la que pertenece. Y esto hace que la experiencia de juego sea realmente satisfactoria, pues elige lo que elijas el diseño del personaje te obligará a aprender a jugar en la posición que tiene.
El tamaño de los mapas se siente bien. Los objetivos están bien distribuidos y los diseños son geniales. Pero juegas un poco y luego te das cuenta que ya lo has visto todo. Solo hay cuatro mapas disponibles en Bleeding Edge: Acueductos, Boneyard, Jersey Sink y Skygarden. Y no es como que te aburras, porque tampoco es un juego en el que te vayas a pasar haciendo paisajismo. Incluso podría ser bueno en principio porque conoces el mapa, los lugares y a partir de esto diseñas estrategias. Pero vamos, que aún así no es suficiente.
Todo lo que le falta a este juego, es sin duda un tema de falta de fe en el proyecto, el hecho de que fuera un proyecto personal.
El fuerte de Bleeding Edge es su combate hack and slash
Este juego tiene dos modos de juegos básicos. Lo sé, poco también. A los que entras aleatoriamente. Puedes tener tu propio squad, pero no puedes jugar partidas privadas. Los dos modos de juego Objective Control y Power Collection. Son solo dos modos, pero eso sí, está muy bien logrados.
El primero es un modo de juego que se encuentra en casi todos los juegos de disparos en primera persona. Simplemente tienes que capturar los objetivos y mantenerlos durante un tiempo designado. Si has jugado el online de Gears 5, por ejemplo, sabrás de que hablamos. El de Power Collection tiene dos fases: recolecta las células de energía y entrega las células de energía. Durante la primera fase, debes buscar en el mapa la cantidad limitada de celdas de energía, y cuando comience la segunda fase, debes hacer la entrega en unos puntos que habilitan aleatoriamente.
Los modos de juegos son a mi modo ver el escenario desde donde va a pasar lo más emocionante: el combate y la estrategia. Este es un juego que decididamente quiere ser para equipos. No solo por el diseño de personajes y el balance de los mismos, sino porque básicamente tu solo jamás podrás ganar nada. En un combate 2 vs 1 es realmente muy poco lo que vas a lograr, ni siquiera huir. De hecho, en una situación tal lo mejor es que intentes matar al que sabes que tiene menos vitalidad (no pierdas tu tiempo con los tanques).
Esto puede llegarse a sentir para algunos frustrantes, sobre todo si no juegas con tus amigos y te ha tocado un mal equipo. Pero hace parte de la esencia del juego, y se trata de aprender a entenderlo y jugarlo desde esta perspectiva. Cada miembro de Bleeding Edge tiene tres habilidades especiales y la opción de elegir entre dos super movimientos. En cuanto a las habilidades básicas, tienes tu ataque regular, evadir, parar y saltar. La combinación entre las habilidades básicas de cada personaje, las comunes a los tres y el super movimiento es lo hará que llegues a dominar tu personaje completamente.
Además de esto, en la medida en que juegas y ganas experiencia ganarás modificaciones a los personajes que harán pequeñas diferencias en las habilidades y super movimientos de cada uno de los personajes. Estas modificaciones te las darán por ganar experiencia con cada personaje, pero además por ganar experiencia como jugador. Como complemento está bastante bien, ya que da la sensación de progresión, algo necesario para animarte a hacerlo mejor, más allá de lo meramente competitivo.
Conclusión
Bleeding Edge es un buen juego que llega con poco contenido y en un momento en el que no será lo suficientemente apreciado. Para nadie es un misterio que a Microsoft le hacen falta juegos AAA, que sean además single player. Y que justamente Ninja Theory, padres de Hellblade, fueran los que traen este juego tuvo ya un impacto negativo en su lanzamiento. Con todo esto, Bleeding Edge es un juego al que hay darle una oportunidad.
No es por mucho nada de lo caótico o genérico que dijeron que sería. Sí, es un juego de combate con héroes, multijugador online. Pero dentro de ese género tiene algo que dar. En general, me encantaría que tuviera éxito. Es un gran concepto y pulido diseño y ejecución. Se siente corto en algunos lugares, pero todavía hay tiempo para cambiarlo. Y en esto justamente está la clave, que Microsoft apueste a darle más contenido. Que deje de ser un proyecto personal y sea uno al que le dan su lugar. Puede aportar mucho en escenarios competitivos, refrescar la escena, pero sobre todo dar lugar a Microsoft y Ninja Theory en los eSports, que no son menos importantes.
De los problemas técnicos más importantes que tienen que solucionar está el del lag. Muchas veces lo sientes, te da saltos, es casi como lo normal del juego. La mayoría de las veces no molesta, no daña la experiencia de juego, pero otras vaya que sí. El sonido en general del juego no está mal. No falla, acompaña bien.
Bleeding Edge necesita muchos más modos de juegos, muchos más héroes. Necesita un modo competitivo. Necesita muchas cosas. Algunas de estas ciertamente debieron estar de lanzamiento, sobre todo los modos de juego. Ya veremos qué depara el futuro para este juego, pero por lo pronto mi recomendación es a que lo prueben. Hay mucha diversión ahí contenida, y vale la pena aprender a disfrutarla.
Bleeding Edge
29,99 €
Pro.
- Personajes blanaceados
- Mecánica interesante de equipos
- Propuesta artística bien lograda
- Realmente divertido
- Su aporte a los Hero Area con el Hack and Slash
Contra.
- Falta de contenido: héros, niveles, modos de juego
- Problemas de optimización
- Falta de competitivo
